Trump: Impedido llegar al cielo

Uno de los mandamientos de la Biblia reza: No matarás.

El actual presidente de Estados Unidos lo ha vulnerado muchas veces, y hace poco.

Este martes la Associated Press (AP) recordó que una vez Trump aconsejó a Barack Obama no desatar una guerra contra Irán para obtener dividendos electorales.

Sin embargo, ocho años después, no ha sido renuente a beneficiarse políticamente “de su orden de abatir a un alto general iraní para beneficiar su campaña electoral”.

Así escribieron tres periodistas de AP, Jill Colvin, Zeke Miller y Jonathan Lamire.

Los tres añadieron en su comentario, la campaña de reelección de Trump “ha utilizado la muerte del general Qassem Soleimani”, como un arma contra sus rivales del Partido Demócrata.

También para “desviar la atención de su inminente juicio político en el Senado”.

Su vocero de campaña, Tim Murtaugh, desnudó aún más sus rejuegos al declarar cínicamente:

“Los estadounidenses quieren que su presidente actúe con decisión” y lo hizo.

Otro de sus portavoces, y director de Comunicaciones, Michael Ahrens, puntualizó:

Los republicanos son buenos matando terroristas, y “este es un recordatorio”.

Según la misma fuente, Trump vigorizará aún más mensajes como esos a partir del jueves en Toledo, Ohio, durante su primer acto de campaña desde que asesinó con un dron al general iraní Soleimani.

Revelaciones periodísticas han deslizado que Trump y sus hombres financian campañas en Facebook para machacar la muerte del general Soleimani.

La propaganda estadounidense, con el ánimo de vender su excusa, multiplica el pretexto de que Soleimani “estaba activo en el desarrollo de planes para atacar a diplomáticos y militares estadounidenses en Irak y en toda la región”.

Pero Trump no acepta brindar información al respecto, algo que dados sus antecedentes, ha disparado las sospechas respecto al tema.

“Otro terrorista muerto”, decía el título de un correo electrónico que salió el domingo desde un predio cercano a sus hombres.

Había comenzado una feroz cruzada para tratar de arañar la imagen de quien, durante sus honras fúnebres, fue despedido por millones de agradecidos.

Entonces se corrobora el axioma de que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que Trump entre al reino de los cielos”.