La UNEAC en 2019: Un Congreso, una guía…

La UNEAC en 2019: Un Congreso, una guía…
Fecha de publicación: 
1 Enero 2020
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El debate que generó el Noveno Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Uneac, celebrado a finales del mes de junio en La Habana, ha marcado algunos de los derroteros de la cultura cubana y sus hacedores este año. Y su proyección va más allá de los propios creadores, pues en la cita se discutió mucho sobre los esquemas de acceso a la producción artística, la formación de un público, el rol emancipador del arte. Las dinámicas de la creación artística y literaria nunca son cerradas, por más que se hable de la autosuficiencia del arte. Se crea para la gente, para elevar la calidad de vida del ciudadano tributando a su enriquecimiento espiritual. Eso se da por sentado; ahora bien, en Cuba, en este momento, somos testigos de disímiles procesos que complejizan ese panorama. Los artistas tienen la responsabilidad de animar una discusión que identifique esas problemáticas. Y ofrezca alternativas. La mejor manera de hacerlo es haciendo arte. Descolonizador, incisivo si se quiere, contundente desde la estética y también desde la ética.

De eso se habló en el Congreso de la Uneac. Y muchas de las opiniones de los delegados ofrecieron luz sobre problemas puntuales y la manera en que la sociedad en conjunto los asume o debería asumir. Una y otra vez se ha dicho que los escritores y artistas son, en buena medida, conciencia crítica de esa sociedad.

Las comisiones de trabajo, que no se circunscribieron a determinadas manifestaciones, sino que abordaron la creación de manera multidisciplinaria, cubrieron un espectro muy amplio: desde la enseñanza artística, que es puntal y garantía del entramado cultural, pasando por el influjo de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, hasta los problemas inherentes a la creación y su socialización, sin olvidar la lucha contra todas las discriminaciones, en la que los artistas tienen un rol fundamental como generadores de ideas, o algo mucho más puntual: los vínculos entre el arte y el turismo.

Como se ve, son aspectos fundamentales del debate actual, en Cuba y en el mundo. Y aquí son esenciales a la hora de consolidar la política cultural de la nación. En su discurso de clausura, tan celebrado por la diafanidad y oportunidad, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez dejó claras las prioridades para el trabajo cultural, que tendría que ser un empeño de las instituciones, pero también de la ciudadanía. No se puede hablar de un proyecto de sociedad, de país, ignorando el aporte de sus artistas. Y los artistas, por supuesto, no viven en un limbo.

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