Miami: Duras confesiones de Andresito

Cuando existe una brutal embestida de Donald Trump contra Venezuela, él la reduce a simples “amenazas vacías”.

Luego exige: ¡Es hora de volver a poner a Venezuela en las primeras planas!

Sugiere a los periodistas que moderen los debates de 2020, colocarla entre los principales temas de política exterior.

Opina que en 2019, durante las discusiones de aspirantes demócratas, casi todos sus colegas evadieron preguntas sobre la crisis venezolana.

Calificó amenazas de Trump respecto a una posible invasión militar a ese país suramericano como un teatro para ganar votos cubanoamericanos y venezolano-americanos en Florida.

Y la agenda antiinmigrante, antiambiental, antilibre comercio y antiayuda exterior de Trump, además de sus insultos a los mexicanos como “violadores”, y a los centroamericanos y haitianos como nativos de “países de m…”.

Ello, afirma Andrés Oppenheimer, aisló a Estados Unidos en la región.

“Trump no tiene un plan coherente ni relaciones como para liderar una coalición internacional para sacar a Maduro del poder”.

Luego, como para suavizar sus muy incómodos señalamientos al Tío Sam, echa mano a huecas diatribas de Michelle Bachelet hacia Caracas.

Precisamente cuando el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra, aprobó el ingreso de Venezuela a esa institución.

No fue todo, porque a la vez Oppenheimer se vio forzado a escribir sobre la mayor consolidación de Maduro debido a los triunfos electorales de figuras progresistas en México y Argentina.

Antes, miembros activos y dóciles del Grupo de Lima, y ahora partidarios a ultranza de la independencia y soberanía de sus naciones.

Interesantes las confesiones de Andresito Oppenheimer, porque lo hace un leal servidor de la Casa Blanca en esta parte del mundo.