Pinar, el otro finalista del fútbol cubano

Apretados llegaron los pinareños a la última fecha, pues el líder era Villa Clara, pero ellos olvidaron las premuras e hicieron su trabajo: golearon 4-0 a Mayabeque.

En cambio, el Expreso del Centro se descarriló en Artemisa, donde cayó 0-1 y le abrió las puertas a los pinareños para que disputen otro título en el más universal de los deportes en el ámbito doméstico.

Era una verdadera trampa para los Naranjas, pues el partido se disputaría en la Bombonera de San Cristóbal, donde hasta el otro día, como quien dice, jugaba Pinar de local.

Además de ayudar a los suyos, porque, a pesar de la nueva división político-administrativa, muchos de estos futbolistas se sienten pinareños, Artemisa logró el acceso al torneo Clausura, que era lo otro que se jugaba el resto de los planteles.

Fuentes villaclareñas aseguran que fueron perjudicados al anulárseles dos goles y, como no estábamos presentes, no podemos opinar al respecto, pero sí es llamativo que la terna arbitral de ese encuentro fuera de Pinar, algo que debieron evitar los organizadores.

En este sentido, además de estos tres equipos, avanzaron por el Occidente Matanzas y La Habana, este último como mejor quinto lugar entre ambos grupos.

En el Oriente, inamovibles los Tiburones avileños de la final, pero igualmente motivados para cerrar invictos, golearon a Sancti Spíritus.

Al Clausura se clasificaron por el Este Las Tunas, Granma y Santiago de Cuba, que luego de reinar con relativa comodidad en los últimos años, ahora tuvo el agua al cuello y por poco queda fuera.

Como ya hablamos de los avileños en otro momento, ahora tocaremos a los otros finalistas, quienes supieron remar a contracorriente durante casi todo el certamen, pues vinieron de menos a más.

La lid la arrancaron con derrota frente a Cienfuegos, y luego empataron contra La Habana, pero tras doblegar al Expreso en la tercera fecha, solamente perdieron una vez más, contra Matanzas; todo lo demás fue sumar de a tres.

El próximo día 21 salen favoritos los de la tierra de la piña, pero no pueden confiarse, ni siquiera porque juegan en casa, ante estos tabaqueros que no se rinden hasta el pitido final.