En este Festival los carteles dejarán de ser «apéndices»

En este Festival los carteles dejarán de ser «apéndices»
Fecha de publicación: 
5 Diciembre 2019
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El nombre del diseñador cubano Pepe Menéndez ha acompañado durante los últimos años algunas de las más novedosas campañas de comunicación presentadas por el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

El evento, que inaugura esta tarde en el teatro Karl Marx su 41 edición en el año donde también el Icaic –como la Casa– están cumpliendo sus primeras seis décadas, ha traído una nueva propuesta en su formato de categorías y se ha decidido incluir al cartel en una de ellas de forma independiente.

Precisamente, será Pepe, quien además es director de Diseño de la Casa de las Américas, el encargado de presidir el jurado de la nueva categoría, acompañado por Héctor Garrido (fotógrafo español) y Nelson Herrera Ysla (curador y crítico de arte cubano).

¿En qué aspectos será diferente este año el concurso de carteles?

La categoría de carteles es tan antigua como el Festival mismo. Lo que ha variado es que por primera vez tendrá un jurado exclusivo, porque hasta ahora siempre lo compartió con la categoría Animados.

Es decir, en esta 41 edición tres personas –un curador y crítico de arte cubano, un fotógrafo español y un diseñador cubano–decidirán exclusivamente sobre carteles.

¿Por qué la decisión de incluir esta nueva variante?

Separar en dos lo que antiguamente era un jurado “bi-temático” responde a la comprensión de que la producción regional de carteles para cine merece ser juzgada por sus propios especialistas. Entiendo que al comité organizador del Festival no lo anima un afán separatista hacia el diseño sino, por el contrario, lo hace para que forme parte más efectiva y armónica, con voz propia, en el gran concierto de cine que es este evento.

¿Cuáles serán las ventajas para los competidores?

Saberse juzgados por tres especialistas de la visualidad del diseño o sus inmediaciones, los que –sin restar capacidades a nuestros colegas animadores– deberían ser, en principio, más certeros que un jurado mixto.

¿Qué ventajas trae al festival este nuevo aire y cuál crees que será su trascendencia y su acogida por el público y los competidores?

Los concursantes se han beneficiado además de otras dos modificaciones importantes. La primera es de alcance del concurso: no es requisito que los carteles sean de obras cinematográficas inscritas en competencia. Creo que esta modificación se hizo ya el año pasado o antes, pero es muy importante.

Los carteles dejan de ser “apéndices” de los filmes y pueden funcionar por sí mismos. Esto no quiere decir que el diseño sea autónomo, porque sin cine no hay carteles de cine, pero es justo que un cartel pueda ser visto y concurse en La Habana incluso si la obra cinematográfica que le dio origen no lo hace. Por demás, no todos los carteles de cine promueven el cine reciente, en ocasiones se remiten al pasado o, con frecuencia, anuncian homenajes, ciclos de proyecciones y eventos, todo lo cual quedaba excluido en la antigua formulación de las bases. La segunda modificación es de tipo operativa, pero igualmente valiosa: los carteles se inscriben on-line y el jurado de admisión hace su corte en pantalla. Los seleccionados a concurso son entonces avisados para que envíen las obras impresas. Esto facilita la participación y le asegura al concursante que costear el envío vale la pena porque ya está seleccionado.

¿Qué cantidad de obras concursan?

Se inscribieron poco más de 100 obras y el jurado de admisión seleccionó 30 para ser exhibidos en el vestíbulo del cine Chaplin. De ellos nos tocará seleccionar el merecedor del Premio Coral al mejor cartel.

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