Mis recuerdos de Rollé

Mis recuerdos de Rollé
Fecha de publicación: 
2 Diciembre 2019
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Hace unas horas nos abandonó físicamente Gustavo Rollé, reconocido con toda justeza como el padre de la lucha cubana, por sus valiosos aportes como atleta, entrenador, comisionado y federativo de esa disciplina en una brillante trayectoria de varias décadas.

A pesar de que siempre lo caracterizó su modestia, todo el mundo estaba claro que Rollé se las sabía todas en la lucha, a nivel nacional e internacional, porque también en la Federación Mundial ocupó cargos importantes, y era una figura conocida y respetada en todos los escenarios.

Hoy quiero recordarlo en una etapa en la cual estuvo alejado de responsabilidades en la lucha cubana, y fueron desaprovechados sus invaluables conocimientos, porque es en esos momentos donde se muestra la verdadera grandeza.

A pesar de desencuentros con la directiva del deporte en esos momentos, etapa que afortunadamente dejamos atrás, Rollé no se perdía los torneos internacionales Granma y Cero Pelado, y en un rinconcito anónimo, como si fuera un aficionado más, iluminaba el colchón con su presencia.

Hasta allí íbamos a conversar con él, y con su voz ronca, pero firme, nos decía que no soportaba la idea de ver cómo las cosas se hacían mal y no se escuchaba la voz de la experiencia, y por eso prefirió dar un paso al costado. Por suerte, en cuanto se cambió la directiva de la lucha, lo primero que se hizo fue rescatarlo, y todos los criterios que me llegaron en ese momento (de entrenadores, deportistas, árbitros, médicos y hasta personal de apoyo) fueron positivos.

No podían ser de otra manera, porque Rollé siempre se portó como un caballero. Pese a que se codeaba con la elite del deporte en el mundo jamás se regodeó en ello y modestamente aportaba sus ideas. Con varias décadas en su anatomía, seguía yendo con frecuencia a la sede de la Comisión Nacional, y también acompañaba al colectivo técnico en los recorridos por las provincias.

Su vista de águila pocas veces fallaba, como cuando me dijo en el año 2010 que Frank Chamizo sería campeón mundial. El chico no legaba a 20 años, pero ya él lo veía venir, y no se equivocó. Lástima que su oro no engrosó el medallero cubano, sino el de Italia, pero Rollé no se equivocó. Desde estas sencillas líneas quiero rendirle homenaje, y que siga apoyando a la lucha cubana, esté donde esté.

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