Bolivia: Que se imponga la cordura

Sin embargo, ¿qué otra opción le quedaba? ¿Aferrarse al cargo para que lo tildaran, aún más, de dictador?

Dos veces estuve en ese país, la última hace apenas dos meses, y puedo decir con conocimiento de causa que Evo Morales trabajó sin descanso por el crecimiento de Bolivia.

Todos los días entregaba obras sociales, desde polideportivos hasta sistemas de riego y tecnología para las fuerzas armadas, y en una misma jornada lo hacía en diferentes puntos de la geografía boliviana.

Cada vez que tomaba la palabra en esos actos de entrega, reiteraba que le presentaran proyectos, que los llevaría adelante. Bajo su mandato Bolivia mostró un crecimiento económico sin precedentes, y empezó a ser reconocida en la arena internacional como nación soberana.

Las fuerzas del orden no quisieron en este caso defender la Constitución y la tan cacareada democracia. Dieron un paso al costado, y por eso gente llena de odio hace de las suyas. Se han registrado hechos aislados de violencia, pero todavía no hemos pasado al horror, aunque eso no quiere decir que no se llegue a él, desgraciadamente.

La policía reprime a manifestantes que protestas contra el golpe de Estado al presidente legítimo de Bolivia, Evo Morales.

Cuando salen a la palestra los sentimientos más bajos del ser humano, todo es posible, y a muchos les molestaba, dentro y fuera de Bolivia, el liderazgo de Evo.

Su renuncia, y la de sus seguidores más cercanos, fue una muestra clara de las intenciones de resolverlo todo por la vía pacífica. No obstante, parece que a unos cuantos no les basta con eso, y quieren ensañarse con quienes han dirigido el país en los últimos 13 años.

¡Qué casualidad que eso pasa siempre con los gobiernos de izquierda, con Lula, con Correa, con Maduro, ahora con Evo! En México el PRI estuvo varias décadas seguidas en el poder y nunca derrocaron a un presidente, en Paraguay el Partido Colorado también. Cambiaron los mandatarios, pero la política era la misma. Son solamente los ejemplos más ilustrativos, pero no los únicos, de la democracia latinoamericana.

Pero Evo es distinto, y sus enemigos son más poderosos precisamente porque su obra es más significativa. No sé qué puede deparar a Bolivia en el futuro inmediato, pero me atrevo a decir que más temprano que tarde los bolivianos que hoy festejan se arrepentirán porque su suerte en breve cambiará.

De momento solo quisiera que se imponga la cordura, y se evite la violencia. La sangre que se derrame caerá sobre la conciencia de los golpistas y racistas.