Premier 12: La triste rutina de regresar a casa cabizbajos

Premier 12: La triste rutina de regresar a casa cabizbajos
Fecha de publicación: 
8 Noviembre 2019
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Sí, ahora vuelve a llover sobre mojado. A Cuba se le terminó el Premier 12 con otra blanqueada, esta de 0-7 ante Sudcorea, y en el plano de lo inverosímil se pudiera colocar la clasificación del béisbol a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Un partido que se convirtió en un remake de otros tantos en los últimos cinco años. Ofensiva nula, presión desbordante, selección de envíos para conectar paupérrima… pudieran aderezar muchos otros calificativos este desempeño, pero preferimos adentrarnos en algunas cuestiones de interés.

La primera de ellas vuelve a versar sobre la designación de los lanzadores: si Freddy Asiel Álvarez estaba listo para asumir responsabilidad de relevo largo y es un lanzador mucho más curtido que Jossimar Cousín en la arena internacional, ¿por qué no abrir con el villaclareño e invertir el orden de los relevos luego: Cousín, Yariel, y todo el que estuviese apto para subir al box?

Pictograma muy similar al del choque frente a los australianos, solo que en esta ocasión las consecuencias negativas afloraron rápido: dos carreras permitidas en un inning de actuación con par de boletos. Tampoco estuvo fino esta vez su coterráneo Rodríguez, quien soportó otras tres, con igual número de inatrapables y par de boletos. Con ese marcador adverso de 0-6 a la altura del quinto episodio, y los lanzadores coreanos dominando sin tamaño esfuerzo, pues la mayor parte de la tarea se la hacían nuestros bateadores en el cajón de bateo, prácticamente la suerte estuvo echada.

Fueron colgando escones uno por uno, hasta que cayó el out 27, tras el cual los antillanos habían disparado siete incogibles, ninguno a la hora buena, y se habían tomado otros tantos ponches, además de recibir una única transferencia, lo que evidencia nuevamente la ansiedad desmedida en el home plate y la poquísima capacidad para hacer ajustes inmediatos dentro del desafío.

Un dato comparativo: nuestros serpentineros propinaron tres ponches y otorgaron cuatro boletos, además de lanzar 142 pitcheos; de ellos, 82 strikes. Del lado opuesto, los asiáticos estrucaron a siete de nuestros hombres, transfirieron a solo uno, y de sus 139 pitcheos, 94 fueron cantados strikes; claro, en este último indicador, con la colaboración desinteresada de nuestros maderos, samuráis de katana inefectiva.

Otros males

Antes de repasar algunos males que golpean a nuestro béisbol de manera general, y con mayor o menor grado de incidencia en los pobres rendimientos evidenciados extrafronteras, veamos las estadísticas del elenco comandado por Miguel Borroto:

Ofensiva: En 98 turnos al bate se conectaron apenas 16 hits, se anotaron tres carreras y se recibieron 28 ponches contra cuatro boletos. Famélicos average y slugging de 163 redondearon un performance que será difícil olvidar o superar, más allá del recuerdo horrible y fresco aún de los Panamericanos de Lima.

Hablábamos de que la llave C era ciertamente la más accesible en materia de buscar la clasificación, a tal punto de que los nuestros, Canadá y Australia terminaron abrazados con 1-2, favoreciendo el sistema de desempate a los Aussies. Bajo esa regla, Cuba recaló en el frío sótano de dicho grupo.

Pitcheo: Si hasta el instante previo a iniciarse el desafío ante los coreanos, este departamento merecía loas, en ese encuentro hicieron aguas los miembros del staff. Permitieron nueve indiscutibles y soportaron siete anotaciones, con inestabilidad en la distribución de sus comandos, tensión frente a los bateadores rivales y cierta incapacidad para sortear momentos difíciles.

Redondearon números colectivos de cuatro limpias permitidas por cada nueve actos, 22 conexiones a tierra de nadie soportadas, 29 estrucados y astronómicos 17 boletos propinados, además de cuatro pelotazos y tres wild pitch.

Vistos los guarismos, y luego de afirmar que transitaron por una preparación sólida y detallada, que incluyó partidos de fogueo en adaptación al horario, escenarios y elencos asiáticos de Taipéi de China; probar a todos sus efectivos y establecer posibles estrategias tanto a la ofensiva como desde la colina de los martirios, pesa aún más la eliminación con ribetes tan decepcionantes.

En el caso de los talentosos jugadores contratados en la pelota nipona, prácticamente inexistentes dentro de la novena, por si fuera poco, en turnos de responsabilidad como tercer y cuarto maderos.

Despaigne y Gracial se combinaron para un hit en 24 turnos, con un solitario remolque y cuatro strikes outs per cápita, a los que sumamos seis a la orden de Frederich Cepeda y Erisbel Arruebaruena cada uno.

En fin, los problemas de nuestro béisbol trascienden un resultado X. Distamos del nivel de calidad que posee la pelota contemporánea. Continuamos produciendo jugadores talentosos, pero no engranan en las selecciones nacionales cuando se les convoca. Factores de índole psicológica de seguro influyen, como también otros males de fondo que se arrastran desde la base, la reducción de cantera para hallar talentos y formarlos, así como ruptura en la pirámide deportiva, derivada de la eliminación de las ESPAS.

Si a eso le sumamos que al certamen sub-23, concebido como torneo de transición hacia las Series Nacionales, llegan los peloteros con visibles lagunas, incluso en cuestiones relacionadas con el ABC de cada posición o madero en ristre, el margen con otras naciones se agudiza.

El Premier, al menos para Cuba, es cosa nuevamente del pasado. Se sucederán análisis, pero nuestra pelota, reitero, necesita ser revolucionada desde sus cimientos. La contratación es una herramienta que, en cierta medida, potencia el desarrollo y crecimiento de los agraciados, pero no es la fórmula para enmendar la pasión de Cuba.

Ya hasta cierto punto adaptados, volvemos una vez más con la triste y rutinaria imagen de un plantel cabizbajo.

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