Terrorismo: De lo simple a lo profundo

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Terrorismo: De lo simple a lo profundo
Fecha de publicación: 
15 Mayo 2020
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El ataque con un fusil de asalto a la Embajada de Cuba en Washington. ¿La última acción terrorista de Estados Unidos contra Cuba?

Generalmente, la confrontación entre la India y Paquistán ha sido siempre presentada por los medios occidentales como el principal germen causante del terrorismo que hoy envuelve a la mayor parte del mundo, obviando a su principal actor, gestor y patrocinador de la parafernalia envolvente, Estados Unidos.

No es mera propaganda antimperialista, sino una verdad que revela la propagación de ese terrorismo de Estado propugnador de tantos y tantos males, que va del simple hecho –sin dejar der ser criminal- como los disparos a una embajada o el asesinato programado y premeditado, hasta el colectivo y sus cuantiosos “daños colaterales”.

Y es que el terrorismo tiene disímiles facetas, y en esto Estados Unidos ha demostrado ser todo un experto para dar al traste con aquello que le pueda hacer sombra a sus intereses. Su trabajo de inteligencia con el fin de aprovechar y ahondar las diferencias, es avalado por sus socios ávidos del abundante petróleo y santificado con una propaganda mediática que no dice ni una palabra de la intensificación de los bombardeos sionistas contra el pueblo palestino.  
                                                                                                             
Cuba conoce muy de cerca ese terrorismo creado y aupado por el Imperio, y es ineludible repetir como protegió a quienes les sirvieron con tanto ahínco, como Luis Posada Carriles y Orlando Boch, dos casos extremadamente notorios que se enorgullecieron de sus crímenes.    
                                                                                                                  
En todo esto hay que recordar la actuación de los mercenarios de origen cubano en planes contrainsurgentes —algunos de ellos en la Operación Cóndor—, principalmente en apoyo a la invasión norteamericana a República Dominicana, y en Bolivia, donde Félix Rodríguez Mendigutía participó en el asesinato del Comandante Ernesto Che Guevara.      

También fueron mercenarios cubanos los que tomaron parte en el crimen del canciller chileno, Orlando Letelier y el general Carlos Prats y su esposa, así como en el atentado al embajador de Cuba en la ONU, Raúl Roa Kourí.    
                                                                                  
Todo esto fue antes de los sucesos del 11 de septiembre, cuando la prensa internacional ya mencionaba en sus páginas, casi a diario, el tema del terrorismo, en el que se resaltaba principalmente el papel de "paladín" que pretendía asumir el gobierno de Estados Unidos en la lucha contra el flagelo universal.    
                                                                    
Algo paradójico, porque nadie ha alentado y gratificado con mayor desvelo las acciones terroristas que las administraciones norteamericanas.          
                                                                                               
El destacado intelectual norteamericano Noam Chomsky, en una entrevista concedida al semanario español Tiempo, refiriéndose al tema, explicaba: "El terrorismo internacional es un problema muy grave, y si se quiere parar, lo más fácil sería enviar tropas a Washington".                                                                 

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