De fantasías conspirativas y conspiraciones concretas

De fantasías conspirativas y conspiraciones concretas
Fecha de publicación: 
24 Junio 2020
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Pensar rompe el hilo
Paul Valéry

Hay verdaderos tesoros informativos en las redes y en ciertos medios de información afines, que son verdaderamente disfrutables. No solo por el contenido en sí mismo totalmente espectacular, sino también por lo que a continuación agregan sus cuantiosos apologistas y seguidores. La burbuja donde estos dos últimos (mal) viven, perfectamente diseñada para cumplir las vitales funciones de aislamiento inherente al ego, ha cumplido a cabalidad su propósito. Hasta el presente.  

Las teorías conspirativas han estado proporcionando un excelente alimento a esas burbujas, y desde adentro. Directamente, al hogar, llega todo a través de una pantallita mágica que satisface nuestras necesidades. El arco distribuidor va del mero entretenimiento, la cultura para un sector considerado molesto por sus tendencias cuestionadoras, las conspiraciones variopintas y el sexo, la Gran Industria. Somos felices. El mundo entero al alcance de un clic. 

Infowars, la web del súper denunciante de conspiraciones, Alex Jones, es uno de esos centros de irradiación infecciosa, que atrapan la mente de los navegadores virtuales, con historias repletas de color nacional y alucinaciones bien colocadas. Una de ellas, que en el 9-11 había estado implicado el gobierno de Bush.

Según el comunicador, hay fuerzas secretas que trabajan para controlar la mente de las personas. Vaya la nueva agua caliente que nos ha revelado. En una transmisión del 2013, advirtió de tornados que se originaban por modificación del clima. Del tiroteo en la escuela Sandy Hook Elementary School que dejó 20 niños muertos, dijo que había sido absolutamente falso y representado por actores en crisis. Por supuesto, los padres de los pequeños asesinados lo demandaron. Al final se retractó, pero acusando a esas familias de ser agentes del Partido Demócrata.

Pero una de sus más notorias proclamas aseguró la existencia de una bomba gay diseñada por el Pentágono. “La razón de que haya tantos gays es la existencia de una guerra química”, había asegurado en otra publicación en 2010. Años después de mantenerse en circulación, la teoría dio un vuelco que la convirtió en memes y en una línea de pulóveres de moda. “El gobierno está poniendo químicos en el agua, que han vuelto gays a las ranas en la mayor parte de las áreas de nuestro país”, afirmó sin mostrar ni a un solo de los húmedos animalitos acusados, pecando en cámara.

Jones, de quien Trump en su momento expresó que poseía una reputación asombrosa, fue sacado de las plataformas sociales donde, según datos revelados en corte, ganó 20 millones de dólares, gracias a productos nutricionales vinculados a su página electrónica y a su programa de radio. 

Últimamente, ha reservado sus vitriólicos ataques contra los enemigos de Trump. Robert Mueller, específicamente, a quien acusó en 2017 de pedofilia y de ser “el rey de los pantanos donde quieren hundir a los Estados Unidos”. 

Lo siguiente, aunque no pueda asegurarse que es de la autoría del mencionado, es una sinopsis de la conspiración actual, de moda alrededor del mundo: la puesta en marcha de las redes 5G va a diseminar Algo, que puede ser un virus, cáncer o debilitamiento cerebral (como si el mercado no estuviera ya saturado de ese producto). Lo liberado por la 5G va a ser combatido por una vacuna. Esa y la que se espera salga a luchar contra el coronavirus, se van a usar para la implantación de un microship de control individual. ¿Es posible un mayor control que el existente? Claro, es la cultura del más. Del sempiterno más.

Los Iluminatis lideran la conspiración vacunadora, junto con cultos o hermandades anexas. Los replicadores, presuntamente miembros de aquellos grupos, apoyan la conspiración vestidos de curas o elegantes como un CEO. Hay youtubers y motivadores de variados aspectos, como para llegar a todos los mercados. A disposición de los consumidores, también, una biblioteca visual llena de efectos especiales, donde el miedo se despliega como arma de destrucción mental masiva, y el Bien de la historia es reimplantado por un personaje que hable inglés con acento norteamericano. Este recurso es tan antiguo como Hollywood, pero muy valorado por su demostrada eficacia.

Voces de tonos apropiados para la ocasión, y un lenguaje esotérico, atraviesan monólogos y tramas. Se les suma la aparición de una atmósfera trascendental, donde se invocan seres extraterrestres que pueden atacarnos; o divinos, capaces de salvarnos del caos. Las citas bíblicas campean al estilo de la promoción de una nueva pasta de dientes, que va a limpiarnos la boca sin que movamos una sola neurona para levantar el brazo.

Personas conocidas han acabado por darle una asombrosa vuelta de hoja a sus puntos de vista, y preferir la reelección del Inestable en Jefe. Todavía no me he recuperado de eso y menos de la declaración que me han transmitido. Tampoco la he visto publicada, por cierto, en ninguna parte. Debía dedicarle más tiempo a estas investigaciones. ¿Será que han creado una nueva generación de armas sónicas de nivel cuántico que actúa de mente a mente una vez disparadas? 

Cualquier cosa es posible. Además, los batracios merecen que se les facilite la misma cura, por sus endemoniados gustos, que se les ha suministrado a los humanos dispuestos a aceptar a Dios. Y son inocentes. Quizás ni saben lo que hacen. 

En fin. Esta es la revelación de los últimos días: Trump ha declarado, no se sabe dónde, que no va a permitir la administración de la vacuna. El excelentísimo señor de la vacunación de mentiras y manipulaciones descaradas, está apareciendo ahora en el mundo virtual, no solo como el reconstructor de América (labor durísima donde las haya), sino también como defensor de la libertad de los pueblos contra el Nuevo orden mundial, que se quiere implantar con la nanotecnología en poder de los Iluminatis.

Ante tanto que rebosa la copa, el peso del pesimismo, con cacofonía hiperbólica conscientemente adjunta, aplasta demasiado, y me lleva a pensar en la inutilidad de ofrecer el corazón. Fijo la vista, entonces, en los jóvenes que se han botado para la calle alrededor del mundo, y me pregunto: ¿Habrán despertado realmente esta vez? ¿No se tratará de un insomnio que dure hasta la salida al mercado del próximo iPhone?  
El pesimismo se aligera, entre dudas. En ocasiones, hasta percibo cierta bipolaridad en mi psiquis abusada por las redes. ¿Acabarán por extinguirse las ranas también, como lo está haciendo el pensamiento? ¿Cuántas más conspiraciones reales o no circularán antes del tres de noviembre? 
 
*Ernesto González (Colón, Matanzas, 1954) ha publicado poemas, cuentos y artículos en el área de Chicago, donde enseñó español en la Universidad East-West y en la academia Cultural Exchange. Fue asesor de la prueba de eficiencia de español de la editorial Riverside Publishing y traductor del periódico Hoy del Chicago Tribune. Sus obras han salido bajo los sellos Cuban Artists Around the World y Booksurge. Están disponibles en amazon.com. Su novela “Bajo las olas – Tras las huellas brumosas de Marguerite Yourcenar” ha sido publicada por Ediciones Extramuros.  

Comentarios

Todo ( y nada) se puede esperar de las redes, que nos "enredan" cada vez más en sus trucos y manipulaciones.
Todo he de esperarse
Lamentable que dichas teorías conspirativas sean apoyadas por personalidades reconocidas y que son caldo de cultivo entre las nuevas y no tan nuevas generaciones idiotizados con el poder mediático de las redes, la banalización de los contenidos que consumen y el desconocimiento de la historia
Cualquier cosa he de esperarse

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