1% en 3 y 2: Establishment preocupado

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1% en 3 y 2: Establishment preocupado
Fecha de publicación: 
21 Julio 2020
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La Florida, uno de los llamados estados clave en las elecciones, superó ayer la cifra de 5 000 muertos por la COVID-19.

Los controladores desde la vida aérea hasta la subterránea en Estados Unidos muestran su preocupación por los problemas que está ocasionando la gobernanza frenética de Donald Trump, quien, aunque al final obedece, no aborda anticipadamente las algazaras en que sumerge a la todavía nación más poderosa militar y económica del mundo.

Tal ha acontecido con el problema de la pandemia de la COVID-19, que tiene a millones de norteamericanos presas del pánico, como en el abandono de los planes que tenía destinados para supuestamente mejorar la vida de los obreros –principalmente blancos- en la región del nordeste, zona que rubricó su sorpresivo triunfo electoral en el 2016.

El individuo que podrá sustituir a Trump, como indican las encuestas, sería Joe Biden, victorioso ante las triquiñuelas del mandatario para desprestigiarlo, y que ahora domina la opinión a su favor en dos estados que votan generalmente republicano: la sede de la “gusanera” (Florida) y el centro del odio a la migración (Texas).

Pero, además, al ceder Bernie Sanders en su aspiración presidencial a favor de Biden, dejó como herencia un programa que, incluso, el candidato demócrata ha aumentado en calidad, teniendo en cuenta las aspiraciones de la mayoría que le daría el triunfo si acude a las urnas y elude el abstencionismo que siempre favorece a la ultraderecha.

¿ENCUESTAS SON ENCUESTAS?

Una vez, no hace mucho, opiné que las encuestas no eran de fiar, conociendo las trapacerías que se ventilan en la Unión, siempre desfavorables a los desposeídos, integrantes de ese 99% sin privilegios.

Si se ha criticado a Obama por haber incumplido reiteradamente sus promesas, a pesar de que llegó a contar con mayoría legislativa en su primer mandato, ahora con su entonces vicepresidente Biden existe una mejor oferta, y hasta de más calidad, que las ofrecidas por quien fuera el primer mandatario afronorteamericano permitido por el establishment en la historia de Estados Unidos.

Realmente, hay todo un programa electoral que, de cumplirse en un por ciento aceptable, ayudaría a hacer más llevadora a quienes habitan en el Imperio. Debido a su amplitud, se abordará en esta caso solo un importante y encabezador aspecto.

En esa sociedad tan violenta y sumergida bajo el océano de las drogas, Biden asevera que hay que prevenir el crimen y proporcionar oportunidades para todos, con el fin de que las comunidades sean más seguras y reducir el encarcelamiento.

Así, dice que ciertas experiencias de la vida están fuertemente correlacionadas con una mayor probabilidad de encarcelamiento futuro. En este contexto señala: 

“El porcentaje de niñas en el sistema norteamericano de justicia juvenil tiene un historial de abuso físico o sexual tan alto como 80% o 90%. 

Aproximadamente uno de cada 4 niños que viven en un hogar temporal interactuarán con el sistema de justicia penal tan solo dos años después de salir del cuidado temporal. 

Las personas privadas de la libertad tienen menores niveles de alfabetización que las personas no involucradas en el sistema de justicia penal. 

Demasiadas personas con trastornos de salud mental o de uso de sustancias terminan en la cárcel.

Tenemos que abordar estos factores subyacentes para brindar oportunidades para todos y prevenir el crimen y el encarcelamiento.

Enfocarse en abordar estos factores subyacentes no solo es lo correcto, también es bueno para nuestras comunidades y nuestra economía”.

ALIENTO A LOS ESTADOS

Como presidente, Biden: pretende hacer aprobar un nuevo programa de subvenciones competitivas de 20 000 millones de dólares para alentar a los estados a pasar del encarcelamiento a la prevención. Para acelerar la reforma de la justicia penal a nivel estatal y local, creará un nuevo programa de subvenciones inspirado en una propuesta del Centro Brennan: 

Los estados, condados y ciudades recibirán fondos para invertir en esfuerzos comprobados para reducir la delincuencia y el encarcelamiento, incluyendo aquellos para enfrentar algunos de los factores relacionados con el encarcelamiento, como el analfabetismo y el abuso infantil. Para recibir esta financiación, los estados deberán eliminar los mínimos obligatorios para los delitos no violentos, instituir programas de créditos obtenidos y tomar otras medidas para reducir las tasas de encarcelamiento sin afectar la seguridad pública.

Invertirá en oportunidades educativas para todos. Para crear verdaderamente la oportunidad y enfrentar uno de los impulsores subyacentes del delito, Biden quiere asegurar que el futuro de ningún niño esté determinado por su código postal, el ingreso de los padres, la raza o la discapacidad. Triplicará los fondos para el programa federal que financia escuelas con un alto porcentaje de estudiantes de familias de bajos ingresos. Esto eliminará la brecha de financiamiento entre los distritos blancos y no blancos, y los distritos ricos y pobres.

Biden también se asegurará de que todos los estudiantes de preparatoria se gradúen con créditos avanzados o con un diploma de la industria en el bolsillo. Y, hará que los centros de estudios superiores sean gratuitos para los estudiantes que califiquen.

Esto es sólo un aspecto de los muchos que pretende abordar y que para Estados Unidos es ambicioso, aunque incompleto, pero que se hace necesario por lo que está aucediendo en una nación donde un presidente reeleccionista ahonda la discriminación, la xenofobia, el abuso policial y el abandono sanitario y educativo.

Al final, se dice que el establishment es quien debe decidir, y más cuando la actual disyuntiva puede poner en ascuas al 1% de los privilegiados.

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