La Red de ONG Palestinas advirtió que un millón y medio de ciudadanos han perdido sus hogares como consecuencia directa de la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza, lo que ha provocado un desplazamiento interno masivo, un agravamiento crítico de la emergencia humanitaria y una crisis de refugio marcada por el invierno, las bajas temperaturas y las lluvias.

De acuerdo con el director de la red, Amjad Al-Shawa, cientos de familias continúan sin un refugio adecuado, en condiciones que calificó como “inhumanas”, particularmente en un territorio donde la infraestructura civil ha sido atacada de manera sistemática desde el inicio de la guerra en octubre de 2023. Las prioridades humanitarias inmediatas, explicó, se centran en hogares encabezados por mujeres, ancianos, personas con discapacidad, amputados y huérfanos, sectores especialmente vulnerables ante la emergencia.

El dirigente denunció que gran parte de las sedes de organizaciones civiles palestinas han sido destruidas por Israel, debilitando la capacidad de respuesta humanitaria y profundizando la crisis. A esto se suma la disminución de la financiación internacional destinada a Gaza, lo que ha reducido los programas de asistencia y dificultado el envío de suministros esenciales.

La situación médica se encuentra igualmente al borde del colapso. La Sociedad de Ayuda Médica de Gaza alertó que cientos de pacientes con enfermedades crónicas enfrentan riesgos mortales ante la interrupción total del suministro de medicamentos. Su director, Muhammad Abu Afash, confirmó que al menos mil 200 personas murieron por no contar con los tratamientos necesarios para sobrevivir, cifra que calificó como “una tragedia prevenible”.

Las autoridades sanitarias del enclave responsabilizan a Israel de aplicar una política de estrangulamiento, restringiendo la entrada de medicinas e insumos indispensables. De acuerdo con Ismail al-Thawabta, jefe de la Oficina de Medios del Gobierno en Gaza, desde la entrada en vigor del alto el fuego del 10 de octubre, solo se permite el ingreso limitado de materias primas y suministros de emergencia, negando equipamiento especializado, prótesis, insumos quirúrgicos y fármacos contra el cáncer y otras patologías graves.

“Estamos ante una paralización total o parcial de operaciones en varios hospitales por falta de insumos”, señaló. El Ministerio de Salud denunció que esta situación constituye una “guerra de exterminio” y advirtió que unas 10 mil cirugías podrían ser suspendidas si la escasez continúa, dejando en riesgo inmediato la vida de miles de heridos y enfermos.

El funcionario Alaa Halas, director de Atención y Farmacia, afirmó que “este nuevo crimen pone en peligro la vida de decenas de miles de personas, y demuestra que no estamos ante una crisis logística, sino ante una política deliberada de agresión”.

Con hospitales casi inoperativos, campamentos de desplazados saturados y la infraestructura civil severamente dañada, las organizaciones humanitarias advirtieron que la Franja enfrenta una de las peores crisis humanitarias del siglo XXI, con una población sin capacidad de encontrar refugio seguro o atención médica básica.