La mirada de Post-it

La mirada de Post-it
Fecha de publicación: 
17 Septiembre 2019
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Son más de una veintena de artistas jóvenes y comparten el deseo de hacerse notar. Sus piezas comparten hasta el 15 de noviembre las paredes de dos céntricas galerías de la capital: Galiano y Collage Habana. Ubicadas en muy transitadas arterias comerciales, son espacios privilegiados para la promoción y la comercialización del arte. El concurso Post-it, organizado por el Fondo de Bienes Culturales, les propicia una excelente plataforma. Este es un evento que jerarquiza.

Desde el año 2013 Post-it estimula la creación emergente en el país al ofrecer apoyo a la exhibición y a la promoción de las propuestas de pintores, grabadores, escultores y fotógrafos. Algunos de los artistas que participaron en las primeras ediciones integran las plantillas de importantes galerías en Cuba y en el extranjero.

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Pedro Luis Cuéllar: Desayuno, almuerzo y comida. Metal. 58 x 42,5 x 19 cm. 2018.

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Annaliet Concepción: Estigmas. Fotografía, vinilo sobre acrílico transparente. 15 cm de diámetro cada unidad 2019.

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Yoxi Velázquez: Nap. Resina. 180 x 80 x 40 cm. 2018.

Abrirse camino en un país con tantos artistas (el sistema de enseñanza gradúa cada año decenas) y que no cuenta con un mercado del arte consolidado, puede ser una labor titánica para el que comienza, sobre todo si no tiene muy claro a qué puertas tiene que tocar.

Hay un esquema institucional de galerías en todo el país, algunas de ellas incluso consagradas al arte que hacen los jóvenes, pero siempre habrá muchos más creadores que espacios para promoverlos. Las galerías privadas (que esperan por contar con un marco legal específico) acogen a algunos. Pero está claro que la «emulación» con los consagrados es difícil.

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Gabriel R. Cisneros: El salto. Resina poliéster y fibra de vidrio. 170 x 120 x 80 cm. 2019.

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Jorge Luis Rodríguez Marrero: fig.66 (fragmento). Pintura acrílica, aceite artesanal de almendra con naranja y canela sobre lienzo. 133 x 133 cm. 2019.

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Daniel D. Madruda: De la serie Fractales. Carboncillo sobre lienzo. 40 x 30 cm cada unidad. 2019.

«Por eso llama la atención que tantos jóvenes artistas no aprovechen las oportunidades que las instituciones les ponen delante, este concurso por ejemplo —opina la curadora y galerista Virginia Alberdi, integrante del jurado de la convocatoria—. Está claro que fue un año intenso, pues se celebró la Bienal y todos quisieron mostrar su trabajo allí. Las bases de este evento dicen que no se puede participar con obras ya vistas; pero estoy segura de que muchos tenían qué mostrar y no acudieron».

De cualquier forma, los que sí acudieron integran un grupo disímil: formal, estilística, conceptualmente hablando. Aunque es posible descubrir temáticas compartidas, sobre todo las relacionadas con el contexto más inmediato. Esa mirada (que puede complementar o contrastar con la del público) ofrece un panorama múltiple de un movimiento artístico y de la sociedad que lo acoge y con la que dialoga.

Algunos compararán esta selección con las de años anteriores… y ahí también habrá opiniones encontradas. Pero convendría asumir la actual muestra como testimonio de un momento… y como punto de partida para futuras realizaciones.

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Evelyn Aguilar Sánchez: El objeto huérfano (fragmento). Grabado, tinta sobre metal. 74,5 x 62 cm cada unidad. 2019.

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Leonardo Luis Roque: 1ro de octubre de 2009, de la serie Pintura política (detalle). Óleo sobre tela, papel. 140 x 250 cm. 2019.

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Alejandro Hernández: Pero ya no estás (fragmento). Técnica mixta. 175 x 150 cm. 2016.

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Rafael Ricabal: Ausencia de réplica (fragmento). Acrílico sobre lienzo. 120 x 120 cm. 2019.

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