«Bronco» Trump: Ofensor ofendido

«Bronco» Trump: Ofensor ofendido
Fecha de publicación: 
25 Agosto 2019
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Tal como el vasco bizco muy brusco que buscaba el bosque, Donald Trump arremete contra todos, haciéndose el ofendido cuando el anterior y actual gobierno de México se negaron a financiar el muro contra la migración, la premier danesa le dijo que Groenlandia no está a la venta y los economistas norteamericanos de la línea oficial anunciaron que Estados Unidos encarará una fuerte recesión, considerando esto como un boicot a su intento de reelección.

La prensa en contra, la que parece estarlo y la que no, sí coinciden en señalarlo como un hombre sorpresa que ensaya chistes para disimular sus ofensas a sus aliados y elabora planes de destrucción masiva contra quienes considere sus enemigos, no importa cuánto daño colateral y destrucción conlleve.

Y cuanto más se acerque la fecha de elección presidencial, y no tiene que decirlo experto alguno, Trump se pone más difícil en su trato, y ve en todo una artimaña para perjudicarlo.

Uno de sus blancos favoritos en estos momentos es el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell. No sólo lo ataca a él, sino a todos aquellos que toman decisiones de política monetaria dentro del Comité de Mercado Abierto de ese banco central.

El problema de Trump es que quiere doblegar al mundo con su estilo alevoso de negociar. Quien no acceda a sus peticiones se tiene que enfrentar a pagar las consecuencias del castigo que él decida.

La guerra comercial en la que se ha metido con China requiere algo más que su tono prepotente y amenaza de aplicar más aranceles. Los chinos son monolíticos y poderosos en materia comercial y financiera. Y cuando quiere jugar a las vencidas comerciales, tiene todas las desventajas. Empezando por la monetaria.

No tiene empacho en pedir una devaluación del dólar para abaratar las exportaciones de su país. Y lo hace porque no entiende el papel del dólar en los equilibrios financieros globales y en la importancia de la política monetaria como una válvula de control inflacionario dentro de EE.UU.

El analista mexicano Enrique Campos afirma que “si el Presidente de Estados Unidos no tuviera contenciones, ya habría dañado permanentemente la economía de su país y del mundo. Pero tiene al Congreso, tiene a los mercados y a los agentes económicos. Y tiene a la Reserva Federal”.

Y es porque quienes controlan la economía del país más poderosos del mundo saben que Trtump, con groserías o no, tiene que seguir su guión. El mandato dual del banco central de Estados Unidos no significa que estén a expensas de la condición mental de Donald Trump. La orden de bajar 100 puntos base a la tasa de interés de un jalón convoca más a la compasión sobre las consideraciones económicas del republicano, que a la discusión sobre su viabilidad.

Hay, sin duda, la expectativa de más bajas en la tasa interbancaria estadounidense, pero descartan por ahora un proceso acelerado de abaratamiento del dólar.

La recalibración en la política monetaria, como le llamaron a la baja en la tasa de interés, va a enojar mucho a Trump, quien que mantendrá el fuego constante a través de su cuenta de Twitter en contra de su banco central.

Nada de caprichos

Los banqueros de esta entidad saben bien que no pueden atender los caprichos de un presidente, que hace más loco, por decirlo, así el mundo en que se desenvuelve el pueblo norteamericano, que no sé cómo verá a un mandatario que se enoja con Dinamarca, insulta a su primera ministra y cancela su visita oficial, porque no le quiere vender parte de su territorio.

Así no sea le puede tomar en serio, como tampoco lo hacen las autoridades del estado de Illinois, donde acaban de legislar un documento para proteger a los indocumentados, esos ilegales que huyen del hambre y la muerte en sus países, condición creada por el propio Imperio.

En cuanto a Groenlandia, un tema interesante por lo poco tratado, ya este portal lo había comentado en tiempo y forma, en un buen trabajo de una colega, el cual, tras su lectura, nos hace confirmar que a Trump no se le puede tomar en serio.

Cuando la premier rechazó la oferta de Trump, este se atrevió a decir que esa afirmación era repugnante y hasta le estaba haciendo un favor a los daneses, porque su economía, dice, no aguanta los gastos de la isla.

Pero, como sucede con sus características veleidades, escribió en su cuenta en Twitter, para tratar de “limpiarse”:

“Dinamarca es un país muy especial con gente increíble, pero según los comentarios de la primera ministra Mete Frederiksen, quien no tendría interés en discutir la compra de Groenlandia, pospondré nuestra reunión programada para dentro de dos semanas para otro momento. La primera ministra fue capaz de ahorrar una gran cantidad de gastos y esfuerzos tanto para Estados Unidos como para Dinamarca al ser tan directa. ¡Le agradezco eso y espero reprogramarlo en algún momento en el futuro!”.

Es fácil descartar este episodio como simplemente otro vuelo de fantasía de Trump que no funcionó. Pero, realmente, el incidente de Groenlandia, que duró un total de cinco días, es ampliamente emblemático de todo el enfoque que Trump ha tomado para ser presidente. El episodio de Groenlandia es el reflejo de la presidencia de Trump, un ofensor que se considera ofendido.

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