Reflejo, la nueva expresión del teatro inclusivo venezolano

Diversidad de cuerpos en movimiento seguidos de luces y sombras componen la escena de Reflejo, una apuesta por la inclusión desde la Sala Ríos Reyna de la capitalina Fundación Teatro Teresa Carreño.

El estreno bautiza la primera temporada de la compañía de danza Ubuntu Teresa Carreño, creada en marzo de 2019 y formada por bailarinas y bailarines con discapacidad motora.

Con coreografías de Alexander Madriz y música de la Orquesta de Instrumentos Latinoamericanos (Odila), la entrega danzaria con sello distintivo muestra el deseo de los cuerpos más diversos de luchar con brío y profesionalismo para superar todo tipo de dificultades o barreras físicas.

Ubuntu TC se propuso ir más allá de danzar y lo consigue en cada una de sus piezas con la visible presencia de un sinfín de mensajes que el público recibe a través de la danza contemporánea expresada por los cuerpos diversos en pleno movimiento sobre las tablas.

El espectáculo disponible para todas las edades realizó su estreno este fin de semana con Reflejo, además de las interpretaciones de las piezas Entramado y Sempiterno.

Desde la escena se aprecia el natural tejido de la vida, los puntos en movimiento, la construcción de las rectas, las sinuosidades y las formas más insospechadas que conforman la diversidad humana, las mutaciones y las reconfiguraciones del cuerpo.

Un armónico diálogo entre la danza y la música latinoamericana invita a revisar el pensamiento desde la butaca del espectador hasta las rodantes sillas de los bailarines con capacidades especiales para la interpretación gestual.

Siempre presentes en Reflejo, las interrogantes 'quiénes somos' o 'cómo nos reflejamos' consciente o inconscientemente, ante otras personas, y las respuestas abarcan todos los sentidos, más allá del meramente visual.

La desafiante puesta en escena evidencia que las imágenes muestran, o esconden, más allá de lo perceptible, la mente invita a pensar en más opciones partiendo de la premisa de que si ellos pueden danzar sincrónicos y armonizados, es porque en su mente todo es posible.

Mención de interés merece la música de Odila, fundada en 1982 y ahora integrada a la Fundación Teatro Teresa Carreño con sonidos de instrumentos tradicionales, de raíces indígenas, africanas y europeas.