Nunca es tarde: El reposo del pelotero

Nunca es tarde: El reposo del pelotero
Fecha de publicación: 
7 Agosto 2019
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Hubo que esperar la debacle frente al equipo dominicano en los Panamericanos de Lima, para escuchar por fin a algún locutor deportivo preguntarse que si los peloteros cubanos estaban cansados o sobreentrenados para explicar la más deplorable actuación internacional de los últimos tiempos, pese a contar con un equipo que, sin las grandes figuras naturales de antaño, tienen calidad comprobada, con defectos no imposibles de limar.

Por supuesto que Cuba tenía jugadores para aspirar a la medalla de oro y una dirección que aseguraba explotar mejor las cualidades de cada uno, pero nada resultó como se esperaba, repitiéndose los problemas de los últimos tiempos, como el de no estudiar a los rivales, mientras ellos si lo hacían con los cubanos, cuestión que demuestra que están conscientes de nuestras buenas cualidades.

De ahí que resulta inconcebible que a los daños que está haciendo el Imperio, sustrayendo atletas y evitando la adquisición de los más elementales implementos deportivos -algo que se acentúa aún más en la actual gobernanza norteamericana- se suma una estructura de las series de béisbol que aún no se ajustan a la realidad de estos tiempos de poca holgura.

Cierto que la nueva estructura anunciada por el director nacional de béisbol y otrora lanzador estelar jatiboniquense, Iovani Aragón, se acerca a una posible solución para buscar calidad y evitar el cansancio extremos de nuestros atletas, al dejar en seis los equipos que accedan a la discusión del título, eliminando concepciones anteriores en que se castigaba al que se esforzaba más y accedía al primer lugar, para luego ser eliminado por un ocupante de la última posición, al que sólo, aparentemente, le interesaba clasificar para vencer finalmente “en la parte buena”.

Pero no sé si lo anunciado por Iovani vaya a evitar ese agotamiento que tanto daña a nuestros peloteros, porque, independientemente de eventos internacionales venideros, lo más importante es consolidar nuestras series, cuidando del adecuado reposo de los atletas, evitando esfuerzos inútiles en toda esta parafernalia que afecta a la economía nacional.

De ahí que sería bueno repetir esta proposición que hice en Cubasí, en diciembre del 2017, a la que accedieron un buen número de lectores del sitio y cuyos pocos comentarios no halagüeños repetían el error de que la calidad se centraba en la parte del oeste del país, mientras otros aducían que no se iban a familiarizar con los nombres de Occidentales, Centrales y Orientales, cuando esto ya se utilizaba exitosamente en el pasado. Recuerden que nuestro Comandante en Jefe, además de llevar la gorra con la C de “Cuba”, cuando jugaba, siempre utilizaba la “O”, de Orientales, como espectador.

Y aunque no acostumbro a repetir, será bueno reproducir la propuesta en ese entonces, nada perfecta, con elementos que considero pueden elevar la calidad y disminuir los costos, al utilizar lo que considero indispensable para un mejor desempeño: el reposo del pelotero.

LA PROPUESTA

Un campeonato nacional dividido en dos etapas: una regional -que disminuye los costos- y otra selectiva -que aumenta la calidad.

En el regional, serían 16 equipos: seis por Occidente, y cinco por cada una de las otras regiones, donde se jugaría dentro de esta, con el fin de hacer surgir un campeón y una selección.

El reto sería hallar un Schedule para la zona donde se desenvolverían seis equipos, con el fin de equiparar el número de juegos y la fecha pareja de la terminación general.

El campeón también se refuerza, dentro de la zona, debiendo escoger por lo menos los dos primeros jugadores del número que se determine a escoger.

Los seis equipos jugarán en la segunda etapa, que debe ser por los meses de nuestros otoño e invierno, de donde surgirá el campeón que se reforzará para la Serie del Caribe.

En la primera etapa se evitarán los largos, cansones y costosos viajes. Los campeones, por supuesto, llevarán los nombres de los ganadores en las distintas regiones, y las selecciones podrían ser Orientales, Centrales y Occidentales.

Sobre los uniformes, el campeón, por supuesto, utiliza los propios, pero las selecciones pueden utilizar un uniforme con el nombre de la selección, y otro con el del equipo al que perteneció en la primera etapa, para que se constaten la variedad y la procedencia.

La forma de juegos, número, choques, etc., se deciden previo estudio, ya que, subrayo, la parte occidental tiene un equipo más, pero nunca, a excepción si es campeón, un equipo pinero debe viajar hasta Santiago de Cuba, por ejemplo.

No caer en el paternalismo si una zona parece más floja que otra, ni, por ejemplo, colocar a Sancti Spiritus en Occidente, porque a las autoridades locales, de cada provincia, les corresponde desarrollar el béisbol desde la base, cuidar los terrenos y preparar toda la logística al efecto, principalmente para agasajar al visitante. ¿Qué faltaría? ¡Atreverse!

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