«Pasé el trance»: Virgilio Piñera cuarenta años despúes

«Pasé el trance»: Virgilio Piñera cuarenta años despúes
Fecha de publicación: 
4 Agosto 2019
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Es una bóveda más en un camposanto castigado por el sol, uno esperaría un monumento con más pretensiones. Virgilio Piñera lo merecía... pero lo más probable es que no lo reclamara. Uno de los más célebres «inquilinos» del cementerio de Cárdenas, reposa en una discreta morada. A Virgilio probablemente le hubiera gustado la paradoja.

Cada vez que se avecina uno de sus cumpleaños, algunos de sus admiradores van hasta su tumba a rendirle homenaje. Unas flores, la lectura de un fragmento de alguna de sus obras... y el agradecimiento al hombre que instaló al teatro cubano en su más decidida modernidad.

Virgilio Piñera abrió muchas puertas. Y las cruzó. No solo en la dramaturgia, también en la poesía, la narrativa, el periodismo... Sus aportes al cuerpo literario de la nación son extraordinarios, y aunque en algún momento sufrió el ostracismo, ahora mismo está reconocido como uno de los más grandes intelectuales cubanos del siglo XX.

El pasado jueves tuvo lugar la ceremonia, en una jornada organizada por la Casa de la Memoria Escénica de Matanzas y el Consejo Provincial de Artes Escénicas. Después de unas palabras del dramaturgo Ulises Rodríguez Febles, el actor Gilberto Subiaurt López leyó un fragmento de Dos viejos pánicos, una de las más significativas obras del dramaturgo.

«Así fui. Así viví. Así soñé. Pasé el trance»: palabras de Virgilio inscriptas en su lápida. Este año, el 18 de octubre, se cumplirá el aniversario 40 de su muerte. Este sencillo acto fue, de alguna manera, un pórtico. A Virgilio hay que regresar siempre.

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