¡Todavía por las nubes, pero a punto de bajar!

¡Todavía por las nubes, pero a punto de bajar!
Fecha de publicación: 
5 Agosto 2019
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Cada vez que va a la esquina de su casa, regresa molesta: «¡Los precios de la cebolla no bajan! Los vendedores prefieren botar la mercancía, por eso después una ve la cantidad de productos podridos en la basura, ¡qué indolencia!».

Esa ha sido la realidad que han afrontado los cubanos en los últimos tiempos, sobre todo en los mercados y puntos de venta, tanto en entidades estatales como de oferta y demanda, donde los titulares (u otros) dejan que se pudran aguacates y plátanos, por ejemplo, antes que ofertarlos a la población a un menor precio.

¿Y hasta cuándo es esto?, ¿por qué el Estado no pone freno a esta situación?, son algunas de las interrogantes que la gente se ha venido haciendo. De ahí que, felizmente, el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) haya tomado cartas en el asunto, con la emisión de dos Resoluciones, para que el aumento salarial en el sector presupuestado y en las pensiones menores de 500 pesos surja el efecto deseado.

Ordenar, una necesidad de todos los tiempos

Según reseñó el periódico Granma el pasado 30 de julio, de las tres Resoluciones publicadas el día 29 en la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 16, dos se corresponden con el proceso de incremento salarial y de pensiones, así como la aprobación de precios y tarifas.

La voluntad política del Estado cubano —de manera particular, en la figura de su presidente, Miguel Díaz-Canel— ha sido la protección de la ciudadanía ante los vaivenes del mercado. Por ello, la equidad y la justicia social se han alzado como banderas frente a los desafíos económicos de una nación que sufre los embates del bloqueo y sus consecuencias en todos los ámbitos.

Cuando se hizo pública la noticia del incremento salarial en el sector presupuestado, el propio Presidente subrayó la importancia de velar por el NO incremento de precios y tarifas, tanto en el sector estatal como en el cuentapropismo, así como de incrementar las ofertas de bienes y servicios, incluidas las posibilidades que ofrece el turismo.  

De ahí la trascendencia de ambos textos, cuyo objetivo supremo es ordenar la relación que se establece entre el vendedor y el comprador, y entre aquellos que brindan un servicio y quienes lo reciben.

De esta manera, la Resolución 301/2019 dispone que los precios mayoristas, las tarifas técnico-productivas y los precios de acopio, independientemente de cuál sea su instancia de aprobación, no pueden ser incrementados.

Asimismo, las empresas comercializadoras tampoco pueden aumentar las tasas de margen comercial con las que actualmente operan, mientras que los precios mayoristas de exportación e importación se mantienen según las regulaciones vigentes, y se limita la aplicación de las tasas de margen comercial a las actuales.

La normativa ratifica los precios máximos de los productos agropecuarios que se comercializan a la población en los mercados agropecuarios estatales y sus respectivos puntos de venta, los cuales ya habían sido establecidos con anterioridad por el MFP, los Consejos de la Administración provinciales y del municipio especial Isla de la Juventud, así como los jefes de las administraciones locales, en el caso de Artemisa y Mayabeque.

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Un reclamo popular es que bajen los precios de los productos del agro.

Por su parte, la Resolución 302/2019 establece las regulaciones para los precios de venta de los trabajadores por cuenta propia, las cooperativas no agropecuarias, cooperativas agropecuarias, de créditos y servicios, unidades básicas de producción cooperativas, y otras formas de gestión no estatal. Dichos actores no pueden incrementar los actuales precios y tarifas de sus productos y servicios con destino a las entidades estatales y a la población.

El control de los precios, una medida que debe sobrevivir

Lógicamente, si el incremento salarial anunciado derivaba en un incremento de los precios, entonces el esfuerzo del Estado caería en un saco roto, y el sentido de esta medida —revolucionaria para su tiempo— quedaría sin efecto alguno.

Lograr el bienestar de los trabajadores, sobre todo de quienes, durante muchos años, permanecieron fieles en sus puestos laborales, ha sido uno de los propósitos de tal determinación, así como incrementar los niveles de eficiencia y productividad, con creatividad y el empleo de la ciencia, la técnica y la innovación.

La alta dirección del Estado cubano está consciente de que Cuba tiene que salir adelante con sus esfuerzos y recursos propios, sorteando difíciles coyunturas, para lo cual cuenta con un enorme potencial de fuerza calificada que debe aprovechar al máximo.

Sin embargo, la preservación de tales recursos humanos para lograr un mayor aporte a la sociedad se veía amenazada por los bajos salarios y los altos precios que, de alguna manera, entorpecen y frenan los propósitos humanistas de la Revolución.

De ahí la importancia de ambas Resoluciones del MFP, que tienen como objetivo un ordenamiento en pos de la satisfacción de las necesidades de la población, y contra aquellos que, de manera inescrupulosa, tratan de ahogar económicamente a las grandes mayorías.

Según se ha conocido en los medios de comunicación, y ratificado en el programa televisivo Mesa Redonda, ya los Consejos de la Administración de varias provincias han establecido precios topados.

Todo o casi todo está dicho, plasmado en normativas; ahora corresponde velar por su cumplimiento.

La titular de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños Weiss, aseguró recientemente en la Mesa Redonda que sistematizar este trabajo en cuanto al control de los precios no es un eslogan, pues con ello también se busca control, disciplina y orden.

Confió en que «esto no sea una medida del momento», y resaltó que no se puede permitir el enriquecimiento a costa de la elevación de los precios.

Ahora solo queda esperar el desenvolvimiento de los acontecimientos, el actuar de los gobiernos provinciales y municipales, de las direcciones administrativas, y del cuerpo legal que frene cualquier hecho o actividad que trate de echar por tierra lo establecido.

Lo que sí está claro es que nuestro Estado se ha propuesto afrontar y enfrentar las dificultades que en este sentido aparezcan, y que no solo atraviesan por los elevados precios y tarifas, sino también por el robo de combustible, el desvío de recursos, la corrupción, y otros males que resultan inevitables, pero que el socialismo debe llevar a su mínima expresión.

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