LA ISLA EN VERSOS: «Los poetas están en el principio mismo de la nación»

LA ISLA EN VERSOS: «Los poetas están en el principio mismo de la nación»
Fecha de publicación: 
20 Agosto 2019
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La sociedad debería prestarle más atención al poeta, dijo en una oportunidad Roberto Manzano (Ciego de Ávila, 1949), quien atesora una significativa obra, publicada en Cuba y en el extranjero.

Aquí y allá, en conferencias y conversatorios, ha defendido la necesidad de la poesía. Es, en su opinión, una de las principales reservas espirituales de la nación.

Entrevistamos a este poeta, ensayista, editor, promotor y profesor universitario en la primera entrega de una serie dedicada a las realizaciones y los desafíos de la poesía cubana contemporánea.

—La tradición poética en Cuba es extraordinaria, pero ahora mismo, ¿en qué momento está la poesía cubana?

—Contamos con un movimiento poético pródigo. No porque uno voluntariosamente lo desee, ni por una proyección personal acerca de la actividad a la que uno se dedica; lo sé por las indagaciones que he tenido oportunidad de realizar en los últimos años… después de ese sondeo, el primer sorprendido he sido yo.

«El manantial es increíble. Y el número, el volumen que mueve ese manantial también es muy poderoso. Y tiene una riqueza formal, propositiva, estimativa de la realidad también muy abierta. Es amplio el diapasón.

«Hay personas de edad avanzada realizando una poesía de una madurez exquisita, pero también hay jóvenes de una precocidad madura. El panorama ofrece una diversidad. Le da un carácter de mosaico creador febril a la cultura cubana.

«Esto no es raro para un país como Cuba. Aunque es muy paradójico, porque somos un país muy pequeño, muy pobre, bajo circunstancias históricas difíciles, en la encrucijada geopolítica del mundo… pero también tenemos unas prerrogativas históricas tremendas. Hipotéticamente este país se formó en la mente de muchos poetas.

«Los poetas están en el principio mismo de la nación cubana. Como artífices de lo que pudiera ser nuestra comunidad histórica. Ese carácter genésico que tiene la poesía entre nosotros no ha desaparecido.

«Ahora bien, en términos de eficacia comunicativa, la poesía cubana tiene que aprender mucho. Le falta bastante imaginación promocional.

«Tiene una capacidad de creación titánica, múltiple, enriquecedora, pero las fuerzas que deben dar testimonio de todo eso no están listas. Las instituciones cubanas tienen que aprender a “mirar” ese conjunto creador para poderlo promover mejor.

«Hasta que no lo sopesen y calibren en toda su dimensión, no lo podrán promocionar con equidad y justicia.

«Pero Cuba tiene mucho que ofrecer al mundo en cuanto a imaginación poética».

—¿Leen los cubanos suficiente poesía?

—No creo que en este instante estemos leyendo como leímos en otras épocas, en momentos de apogeo de la lectura nacional. Hubo un tiempo en que era motivo de orgullo llevar un libro debajo del brazo, o ir leyendo en un transporte público, o estar en un espacio público sosteniendo un libro entre las manos.

«Esa imagen en estos momentos escasea, al menos en términos de la cotidianidad. No estoy hablando de determinados eventos o festividades. Es que nos hemos habituado, si hablamos de cultura, a vivir como en zafras: hay tiempos de “cosecha” y esplendor… para después pasar al tiempo muerto.

«Pero desde las épocas en que en Cuba se leía con mucha frecuencia, la poesía está sedimentada, constituye un depósito espiritual al cual acuden muchas personas.

«Yo creo que no se está leyendo lo suficiente, pero no es solo un problema de Cuba, es universal. Y de alguna manera obedece a la falta de una promoción adecuada de todo ese patrimonio».

—¿Necesita la poesía una promoción peculiar?

—En efecto, la necesita. La poesía es un lenguaje extracotidiano. El acto de la creación artística y literaria es uno de los más complejos, y la poesía es casi la corona en la que ese acto creador se instaura en una mentalidad, un individuo, una existencia…

«Por lo tanto, cuando hacemos poesía nos “desembarazamos” de grandes fuerzas que están en el inconsciente humano, en los depósitos atávicos… súmale esa racionalidad con que el hombre asume su contexto, su destino. Todo eso se concreta en una pequeña pieza de cultura que se llama poema.

«La densidad comunicativa de un poema es tan alta, que exige un detenimiento, una pausa, una destreza especiales para recepcionarla. No significa que la poesía sea críptica, que esté cifrada… se puede “consumir” con agilidad y rapidez, cuando el receptor se acerca con la sensibilidad debida.

«El promotor está entre el productor y el receptor, estableciendo los arcos voltaicos para ellos dos puedan establecer la comunicación de alma a alma más directa. El promotor es el facilitador de ese acto espiritual extraordinario que es escribir o leer poesía.

«Siempre que alguien escribe o lee poesía, termina transformado, aunque no se percate».

—¿Hasta qué punto la poesía cubana de ahora mismo recrea las circunstancias y los retos del país?

—La poesía cubana no ha faltado a ninguna cita. Lo que pasa es que en ciertos ámbitos institucionales de la cultura, del Estado, de la política, de la filosofía de la nación… se quiere que los poetas estén en determinados espacios testimoniando asuntos que algunos poderes quieren oír.

«Pero el que está atento y ha leído hasta el más reciente poema del joven que acaba de arribar a esta comunidad poética, sabe que nuestra poesía está recreando con una veracidad y una hondura extraordinarias nuestra circunstancia histórica, con todas sus complejidades.

«Esa comunidad poética enorme necesita que se le lea de otra manera, no la habitual».

UN POEMA DE ROBERTO MANZANO

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Fragmento de una obra de Zaida del Río.

Gusto de ver sobre la mesa ciertas frutas agrupadas como pétalos

Gusto de ver sobre la mesa ciertas frutas agrupadas como pétalos, pues ellas saturan los ojos, ávidos del color diverso de la vida;

pero me gusta más ver tu mirada de semilla, tus manos en mis manos, palpar con mis yemas el ritmo intermedio de tus senos;

sentir el roce de la hermosa fruta de tu vientre, curvada y promisoria, ese geoide fascinante que ofrece tu cintura;

tu vientre equidista de todo, distribuye arquitecturas deliciosas, centralidad del mundo, Macchu Pichu del cielo;

desde tu vientre parten expediciones invisibles, los cordeles espumosos de la gracia, los fósforos fragantes del fervor;

en tu vientre canta la espiral de tu ombligo, cenote de Liliput, moneda cóncava, ojo primario de la vida;

tu vientre se clausura arriba, se ciñe contra tus vísceras hasta que es una faja y un gozne de movida elocuencia;

la piel de tu vientre es como una pulida sortija, como una transparencia de caracol rosado, como un paladar celeste;

hacia arriba tu vientre es solidario y se prolonga en dos colinas estrábicas hacia donde corre ansiosa la boca;

hacia abajo tu vientre se abre desde el abejeo oscurecido del pubis en dos litorales donde demorar los labios;

tu vientre es un blando cosechero, todo lo coordina y expande hacia la edificación soterrada del hijo;

tu vientre zarandea al planeta, como un péndulo líquido, gira sobre los arranques rítmicos de la entrega;

tu vientre crece hacia los costados con la misma voluntad de las guayabas, con la misma amplitud de los cometas;

a tu vientre me echo, bajo tus manos de gladiolo, para oír como un indio qué bisontes de ternura trae el horizonte.

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