¡Lima 2019 es tarea de Grandes!

Hubo un tiempo en que apostar era más fácil. Sobraba calidad y  las medallas de oro brillaban en nombres consagrados y noveles. Había una magia surgida de la plenitud del movimiento deportivo cubano.

Ahora es diferente, digamos que la magia está en renacer, en regresar, en ascender. Pero es difícil…

Los rivales son más y mejores que antes. Nuestros recursos son menos y la población atlética también. Hemos perdido figuras de esplendor y varios cientos de entrenadores. El escenario competitivo es una ecuación cada vez más aritmética, más económica, más del capital.

Hace cuatro años, en Toronto, Cuba perdió el segundo lugar que ostentaba en los juegos panamericanos desde la edición de Cali 1971, descontando por supuesto la espectacular victoria de La Habana 1991. Fue un cubo de agua fría sobre la afición y la mismísima familia deportiva.

Comenzó entonces una etapa de esfuerzos por levantar, por dejar aquella experiencia en un mal paso y no como la confirmación de cierta tendencia a la baja. Ahora ha llegado el momento del examen y todos los cálculos demuestran lo ajustado de nuestras posibilidades de crecimiento.

Los términos difícil y complejo se han empleado como exacta consideración para el ratificado propósito de superar la actuación de hace cuatro años (36-27-34), contando para ello con 44 atletas en capacidad real y probada de llegar a lo más alto del podio.

En esa lista no hay improvizaciones, sino talento, experiencia y palmarés. Solo en eso puede confiarse a un mes de la contienda, sin negar otras presumibles oportunidades y aguardando alguna que otra «sorpresa».

La apuesta de Cuba se concentra en sus estelares, como los atletas Juan Miguel Echevarría, Denia Caballero, Yaimé Pérez, Yorgelis Rodríguez, Yarisley Silva y Jordan Díaz. En los púgiles Yosbani Veitía, Andy Cruz, Lázaro Álvarez, Roniel Iglesias, Arlen López, Julio César La Cruz y Erislandi Savón.

La lucha invita a soñar con varios premios, tomando en cuenta la alcurnia de los grequistas Luis Orta, Ismael Borrero, Daniel Grégorich, Yosvany Peña, Gabriel Rosillo y Mijaín López; de los libristas Reineris Andreu, Alejandro Valdés, Geandry Garzón, Reineris Sala y Oscar Pino; y de las féminas Lianna de la Caridad Montero, Yudaris Sánchez y Yaquelín Stornell.

El judo quizás no promete tanto, pero Idalys Ortiz e Iván Silva mandan en nóminas de respeto. Ángel Fournier y Adrián Oquendo hacen lo mismo en el remo, y Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge son la referencia del canotaje.

El tiro asistirá a una «balacera» muy complicada, mas los rápidos Leuris Pupo y Jorge Félix Álvarez, las fusileras Eglys Cruz y Dianelys Pérez, y los especialistas en pistola Laina Pérez y Jorge Grau pudieran abrirse paso a la cúspide.

Rafael Alba y José Ángel Cobas conforman la élite del taekwondo, y Randy Lerú y Marcia Videaux de la gimnasia artística. La rutera Arlenis Sierra mueve los sueños del ciclismo, Osleni Guerrero los del bádminton, y Armando Chappi y Frendy Fernández (paleta cuero) los de la pelota vasca. Los peloteros completan esta ágil mirada dorada, aunque sensata a más no dar.

Superar los 36 títulos de Toronto exigirá que la mayoría de estos grandes cumplan. Si ellos fallan, ya saben…

La apreciación de JIT es que Cuba se moverá en un rango de 26 a 40 títulos, lo cual es sinónimo de poder cumplir (o no) el objetivo planteado.

En la tabla anexa listamos las disciplinas con mayores opciones doradas, a las cuales ojalá se sumen otras. Se trata apenas de una hipótesis periodística entre las varias que se leen por estos días.

Los escenarios de Lima dirán la última palabra. 

LOS OROS DE CUBA