Los JJ.OO. de Londres dicen adiós

Para decirle adiós a los XXX Juegos Olímpicos de Londres-2012, nada mejor que una frase de William Shapespeare: si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar.

Se termina el jolgorio, se disfruta todavía la emoción, resta el rosario de recuerdos memorables, tan amplio como para dejarlo reposar en un cofre de antigüedades otros cuatro años, en el camino hacia Río de Janeiro-2016, la próxima sede olímpica de verano.

Con dulces y amargos, Londinium, fundada por los romanos hace mil 969 años, adquirió ribetes de ciudad rejuvenecida, vital, gracias a la magia de los cinco anillos, a una legión de atletas y a 70 mil héroes anónimos llamados los voluntarios.

La presencia de 204 comités olímpicos con todos los países del concierto de Naciones Unidas, marcó el primer récord. Una ceremonia inaugural extraordinaria y las instalaciones de máximo nivel permitieron la arrancada con energía positiva.

Dos figuras inscribieron en Londres-2012 sus nombres para el firmamento y la historia. Usain Bolt, el carismático velocista jamaicano, repitió las tres medallas de oro en 100, 200 y 4x100 metros del atletismo, con una primacía mundial.

Bolt se convirtió en el atleta más popular del evento. Llegó a tener en estos días ocho millones de seguidores en las redes sociales de Twitter y Facebook, y con sus excentricidades, simpáticas la mayoría de las veces, se hizo ineludible.

Inspiró a Jamaica en la celebración del 50 aniversario de su independencia la víspera de la fecha, paradójicamente con acento de reggae en tierras del antiguo colonizador.

El otro imprescindible de Londres-2012 fue el nadador estadounidense Michael Phelps, que con sus éxitos aquí llegó al imponente primado de 22 medallas olímpicas con 17 de oro, marcas que tardarán muchos años en ser superadas.

Para Latinoamérica y el Caribe, espinas y rosas. En un medallero con 80 delegaciones de las 204, Cuba y Jamaica descollaron, Brasil quedó en deuda para Río-2016, Colombia creció impulsada por sus ciclistas y México terminó con el agradable sabor de la miel del fútbol, con un oro sin precedentes.

Detalles, el estreno dorado en Olimpiadas de Granada, la explosión general del Caribe anglófono y prestaciones más allá de lo previsto de República Dominicana con el reverdecido Félix Sánchez y el juvenil Luguelín Santos.

Los cinturones de la cubana Idalys Ortíz y la brasileña Sarah Menezes en los polos de las divisiones femeninas del judo, más de 78 y 48 kilogramos, respectivamente, entre los hechos sobresalientes.

Asimismo, el debut de mujeres de Arabia Saudita, Qatar y Brunei en estas lides, aún con sus atuendos. Y la música, uno de los ingredientes más exitosos de la cita londinense, esencial en la animación de las justas en las 36 disciplinas competitivas.

La mayor fiesta cuatrienal del mundo no estuvo exenta de manchas de dopaje, excesos de mercantilismo para remarcar la tendencia de hacer del deporte un negocio; problemas con el transporte y cierto caos en el tráfico en ocasiones.

Sin embargo, el Reino Unido mostró en sentido general capacidad organizativa y los XXX Juegos Olímpicos terminan con la alegría de una fiesta extenuante pero palpitante e imperecedera.