¡No..., no lo botes!

Todos los días la oigo refunfuñando en el patio. ¡Mira como tengo pomos de medicinas y no hay dónde llevarlos! La cantaleta es la misma una y otra vez. Pero mi vecina tiene razón. Y es que mucho se habla de ahorro, pero el reciclaje de materias primas, a pequeña, mediana y gran escala, debe ser una opción irrenunciable para un país como el nuestro.

Ella alude a los pomos de medicinas, pero en el hogar (también es necesario hacer una revisión en los centros de trabajo) la población tiene decenas de frascos que pudiera entregar y, de esta forma, contribuir al ahorro.

Pienso en los que contienen múltiples productos de factura nacional que se venden en las tiendas, como aceite, vinagre, vino seco; así como los de champú, acondicionador, y algunos de perfumes, en el área de la cosmética.

¿Por qué tantos y tantos pomos de este tipo a la basura? ¿Quién dice que no pudieran reutilizarse?

Ahora que el país se ha propuesto rescatar la Medicina Natural y Tradicional, cuán importante sería aprovechar muchos de estos envases para su reúso. De hecho, hace poco un reportaje televisivo narraba cómo una provincia no podía cubrir la producción de cierto jarabe, precisamente, por el déficit de frascos. ¡Con tantos que se desechan a diario!

Hoy la batalla económica es fundamental y, en este sentido, mucho pudiera aportar el reciclaje, acción que —incluso— los países desarrollados NO abandonan.

¡Claro está que el país tendría que crear una infraestructura que realmente funcione!, pues, a pesar de que existe la Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas*, con un objeto social bien definido, al menos en las comunidades resulta inoperante.

En este sentido, lo primero que salta a la vista son las extensas colas que se hacen en los puntos de venta de materias primas, donde siempre acuden las personas que a eso se dedican, por lo que un trabajador —francamente— no puede ni pensar en pisar uno de estos lugares y recaudar algo a cambio de esa propia gestión.

Es verdaderamente agotador hacer las colas en las tiendas donde se recoge materia prima.

Pero al margen de todo ello, muchas personas estarían dispuestas a colocar voluntariamente los desechos útiles de sus hogares donde fuera necesario y, además, que les resultara factible.

Es cierto que todo pasa por los recursos, por las disponibilidades financieras, y también por la educación de la población, que muchas veces destruye lo que el Estado pone a disposición del barrio, de la comunidad, como ocurría con las ruedas de los contenedores, a lo cual hubo que buscarle una solución para detener el hurto.

Una amiga —a sabiendas de mis inquietudes sobre el tema— me hizo llegar unas imágenes que apreció en La Habana Vieja, donde se han colocado cestas de colores para los distintos tipos de desechos, costumbre enraizada en muchos lugares del mundo que, de una vez, los cubanos debiéramos hacer nuestra.

Una valiosa experiencia que debiera extenderse a otros municipios, pero claro está que ello necesita la cooperación de los pobladores. 

De verdad duele ver tantos y tantos envases útiles botados en las esquinas, como si no hicieran falta. Es una lástima que no se realicen campañas públicas en relación con ello, al menos, no de forma sistemática.

En décadas pasadas, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) hicieron suya esta tarea. Era común encontrar un lugar donde se depositaba la materia prima, acción en la cual participaban con gran entusiasmo los niños, adolescentes y jóvenes de la comunidad. Esto era una manera de educar a la población y de incentivar la conciencia del ahorro.

No obstante, todo ello se ha ido perdiendo. En este aspecto, hoy vivimos en una sociedad en vías de desarrollo como si fuéramos desarrollados.

¿Y qué decir del cuidado del medio ambiente, si tenemos en cuenta que el plástico tarda más de 500 años en descomponerse, y más, si está enterrado? Recordemos que en las sociedades contemporáneas este material es el más empleado como materia prima para los envases.

Por ello, la importancia de continuar “reciclando” un tema como este, que no solo merece una rápida mirada, sino una reflexión profunda que conlleve a acciones sistemáticas y concretas.

*Es la entidad estatal cubana encargada de la recuperación, procesamiento y comercialización de los materiales y desechos reciclables que se generan en la industria, los servicios y la comunidad.