El balonmano masculino y la importancia de retornar a la palestra de élite

El balonmano masculino y la importancia de retornar a la palestra de élite
Fecha de publicación: 
18 Junio 2019
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Y no se trata de lanzar campanas al vuelo. Objetivamente nuestra escuadra aún tiene varios detalles por pulir en sus dinámicas de juego: engranar el team work; no desaprovechar situaciones con ventaja numérica; convertirse en letales en los contragolpes explotando esa velocidad de sus jugadores; lograr enfoque total y sangre fría propio de los pesos pesados en partidos cruciales; y arreciar con mayor determinación el cerco defensivo cuando una situación X lo amerite…

Esos son algunos elementos sobre los cuales deberán trabajar Luis Enrique Delisle y el resto de su colectivo técnico, especialmente de cara a los Juegos Panamericanos de Lima, donde casi seguro se incorporarán otros hombres con mayor experiencia y kilometraje al plantel. Hablamos de Guillermo Corzo, puntal en la actuación que nos mereció la corona en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, al igual que Pavel Caballero y Pedro Veitía.

Deben sumarse otros refuerzos como los laterales Yosdany Ríos y Ángel Rivero; y el central Noelvis Robles.
Como base permanecerían Magnol Suárez, Reinier Taboada, Dariel García, Claudio Ramos, Eduardo Valiente, Omar Toledano, Adonys Jesús García, Fredy Lafortán, Hanser Rodríguez y Frank Enrique Cordiés.

Toca ir entonces al análisis del accionar de nuestro combinado en Tbilisi Georgia. Allí disputaron siete desafíos, con seis victorias y únicamente el revés sufrido ante los anfitriones 21-31 en la discusión del cetro.

Se mostraron imponentes en la fase de grupos al dominar sus cinco desafíos con 167 goles a favor y 130 en contra, para comandar las acciones con una decena de puntos y diferencia positiva de +37 dianas.

El avance a semifinales les deparó un cara a cara con Bulgaria, elenco de tradición en esa disciplina, como buena parte de las naciones pertenecientes al extinto Campo Socialista (Europa del Este). Allí, en un verdadero rompecorazones, los nuestros se impusieron 39-36 en tiempo extra. Crucial resultó el performance del meta Magnol Suárez, con atajadas sobre los disparos sucesivos  de Tanser Yusnyu y Dimitar Grozev prácticamente en el epílogo del tiempo reglamentario.

Ciertamente el meta avileño de 2.02 metros de altura, constituyó una de las sensaciones de la justa, al punto de ser seleccionado como el arquero del equipo Todos Estrellas. El otro antillano que mereció tal distinción fue el pívot Eduardo Valiente (17 perforaciones en 24 intentos, para un 71% de efectividad y media de 2.43 por desafío.

Adentrándonos más en los números, Magnol atajó 80 de 230 disparos, (35% de efectividad y astronómicas 11.43 atajadas como media). De esas paradas, seis fueron desde la línea de los seis metros, y cinco en contragolpes rivales, las dos situaciones más incómodas que puede encarar un meta. Eso da fe de sus excelentes reflejos y flexibilidad felina que le permite realizar acrobáticos movimientos en aras de detener los misiles contrarios.

De forma global nuestra armada anidó 227 balones en 381 intentos (60% de eficacia), de ellos 45 fueron materializados como parte de 54 contragolpes para un 83% en ese tipo de jugadas.

Los referentes individuales, avalados por su poder de fuego goleador fueron Omar Toledano (43 en 70 intentos), Reinier Taboada (37 en 66), Adonys Jesús García (27 en 38), y Hanser Rodríguez (27 en 41).

Tal avance en Tiblisi, sumado a la corona centrocaribeña en Barranquilla el pasado año nos hace pensar en la posibilidad de contender por una presea en los Panamericanos de Lima. Allí los huesos más duros de roer serán Brasil (9na en el último Mundial absoluto), Chile (escaño 16), y Argentina (lugar 17).

En materia de Campeonatos Panamericanos Élite de Balonmano Cuba aparece como máxima dominadora con ocho títulos. Ojo, no accedemos a los más alto del podio desde 1998, Argentina (7) y Brasil (3), nos secundan, desde la edición pionera de México 1979.
En lides del orbe, la situación es más escabrosa: el octavo puesto de 1999 cuenta como la ubicación más notable en siete participaciones; en tanto la posición 11 de Sydney 2000 clasifica como nuestra última incursión en Juegos Olímpicos.

Cabe destacar que la ausencia a las ediciones de Juegos centrocaribeños de San Salvador 2002 y Mayagüez 2010, prácticamente truncó dos ciclos de trabajo, ocho años en los cuales se diluyeron las aspiraciones de muchos jugadores. Otros decidieron probarse en distintos escenarios competitivos a nivel de clubes.

Para entender mejor, la cita universal de Naciones Emergentes establece un peldaño menor, al que asisten 12 selecciones de toda la geografía universal, las cuales se hallan por debajo en materia de nivel cualitativo, que buena parte de las 24 armadas que pugnaron en el Campeonato del Robe absoluto de Dinamarca-Alemania en enero último.

Cuba busca insertarse en ese excelso panorama. Los Panamericanos de Lima serán el próximo termómetro, bien exigente, por cierto, de la escuadra de la Mayor de las Antillas, amén de que contará con una nómina más experimentada, sólida...

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