Bristol, la ciudad inglesa tatuada por Banksy

Bristol, la ciudad inglesa tatuada por Banksy
Fecha de publicación: 
23 Mayo 2019
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Aquí se encuentra “La chica con el tímpano perforado”, una de las muchas obras con que el misterioso artista callejero Banksy tatuó su ciudad.

Realizada en 2014 con un esténcil -la especialidad de Banksy-, la obra es una adaptación de “La joven de la perla” del pintor holandés Vermeer: Banksy sustituyó maliciosamente la perla nacarada que cuelga de la oreja del modelo por una caja de alarma hexagonal.

La creación, una de las más famosas del artista británico, atrae diariamente a los “cazadores de muros”, turistas en busca de grafitis que suelen apresurarse a publicar sus fotos en las redes sociales. Y que a menudo pasan también, en el mismo centro de esta gran ciudad del suroeste de Inglaterra, frente a otra de las obras emblemáticas de Banksy, “El amante colgado” (“Well Hung Lover”).

Jugando con el entorno urbano, el artista pintó en la fachada de una clínica especializada en temas de sexualidad, que después se mudó, una ventana donde se representa el drama entre una mujer, su amante y su marido.

“No sabemos quién es”

Parados frente a la obra, un grupo de escolares escucha atentamente a la guía explicar el misterio que rodea al rey del arte callejero: “No sabemos quién es. Dicen que es alguien de Bristol (…) Y ahora venden sus pinturas por una fortuna”.

Efectivamente, se sabe poco de Banksy, más allá de sus obras que lo convirtieron en uno de los artistas más famosos de su generación, una reputación que debe en parte al misterio que rodea a su identidad.

Cuenta la leyenda que Banksy nació en Bristol en 1974. De adolescente, frecuentaba un proyecto educativo que ofrecía a jóvenes artistas de grafiti la oportunidad de practicar su arte sin tener que huir de la policía, explica John Nation, a veces apodado el “padrino” del arte callejero de Bristol.

“Venía (…) y veía a la gente pintar. Estaba muy interesado en la cultura hip-hop, el grafiti”, cuenta en el Huffington Post.

Icono y pionero

Banksy se habría unido después al DryBreadZ Crew (DBZ), un grupo de artistas callejeros, a principios de la década de 1990, inmersos en un próspero entorno cultural alimentado por el movimiento musical “Bristol Sound” de grupos como Massive Attack y Portishead.

En 2001, el artista supuestamente acompañó a los Easton Cowboys, un club de fútbol aficionado de Bristol, en una gira por México, y jugó como portero contra miembros de la guerrilla zapatista…. mientras vestía algunas paredes con sus ya típicos mensajes de protesta.

Después el misterio se espesa, cuando Banksy se hace famoso y multiplica sus acciones en Londres, Nueva York, Gaza y otros lugares, denunciando el consumismo o el destino de los refugiados en Europa. Por no hablar de Bristol, adonde regresa regularmente para firmar nuevas obras.

En dos décadas, Banksy ha contribuido a convertir esta ciudad de 460.000 habitantes, cruzada por el río Avon, en una de las capitales mundiales del arte callejero, abriendo la vía para los cerca de 150 artistas que hoy trabajan aquí.

“Su popularidad y ascenso han permitido que el arte callejero”, una disciplina a menudo percibida como salvaje y clandestina, “sea aceptada”, dice el artista británico Jody Thomas, cuyas obras adornan las paredes de Bristol.

Pacto de silencio

Basta con pasearse por sus calles para darse cuenta de la relación única que esta forma de arte tiene con la ciudad.

El barrio de Bedminster, salpicado de frescos urbanos, es como un museo al aire libre. En el de Stokes Croft, donde, entre tiendas para DJs y restaurantes de falafel, Banksy pintó su “Mild Mild West”: un oso de peluche listo para luchar contra la policía antidisturbios, elogio de la protesta, tan apreciada por el artista como por su ciudad.

Bristol siempre ha estado animada por un “sentimiento muy fuerte de independencia”, por la idea de “que no tenemos que hacer como todo el mundo”, explica Rob Dean, de la organización cultural “Where the Wall”.

Lo que Banksy le dio a Bristol, la ciudad se lo devuelve preservando su anonimato, como un pacto secreto sellado por sus habitantes.

“Ha habido momentos en los que su identidad ha estado a punto de ser revelada, pero algunas personas han mantenido conversaciones o han tomado medidas para asegurarse de que eso no suceda”, dice Steve Hayles, director de la Galería Upfest, el principal centro de arte callejero de Bristol.

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