DE LA HISTORIA DEPORTIVA: El desquite de Figuerola

DE LA HISTORIA DEPORTIVA: El desquite de Figuerola
Fecha de publicación: 
9 Mayo 2019
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Enrique Figuerola Camué llega como favorito a los Centrocaribes de 1962. El cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 le adjudica esa etiqueta. Pero el entrenamiento que tuvo el destacado velocista fue demasiado agotador, sin tener en cuenta lo casuístico, sus características. Arriba en baja a Kingston Y trastazo: sin premio.

Lo peor: algunos osan hablar del retiro del Fígaro ante la infeliz labor. Por desgracia, todavía sucede esa visión de escépticos y desesperanzado, que no creen en los seres humanos y opinan sin objetividad en reuniones serias o publicaciones y hasta por las esquinas. ¡Ah, esos temibles descreídos cuánto daño hacen!

Fidel siempre criticó las acciones de este tipo. “A nuestros atletas no solo hay que aplaudirlos cuando vienen con medallas de oro; hay que recibirlos con afecto de hermano, hay que recibirlos como cuando obtienen una victoria”. (28 de septiembre de 2000). Fue más allá: enseñó a convertir los reveses en victorias.

Figuerola no se dejó ganar por el dolor. Se entregó más en el adiestramiento, cambiado con una visión más científica y técnica. Y se dispuso a contender. Sao Paulo acoge los IV Panamericanos en 1963. Enrique en la final de la prueba reina. El disparo. ¡Ahí viene…! Y aplasta la estupidez de los incrédulos. Es el más rápido de la cita al cronometrar 10.3 Puñetazo inicial.

Juegos Olímpicos de Tokio 1974. Primer cubano medallista olímpico después de la victoria de nuestro pueblo: segundo en los 100 lisos con 10.2, solo superado por Bob Hayes quien logra 10 segundos. Segunda trompada y noqueadora.

Centroamericanos y del Caribe de San Juan 1966. El subtitular olímpico integra la Delegación de la Dignidad, vencedora de la ofensiva yanqui que intentaba evitar la participación de la patria de Martí en el certamen: con 10.2 asciende a lo más alto del podio y es tercero en los 200 (21.3). Tercer golpe, cuatro años después y en el tipo de certamen donde no pudo triunfar y, por eso, desde algunos señorones apareció la ofensa.

Hay más puñetazos contra los hablantines: escogido el más destacado deportista cubano de la primera década de la Revolución, presea plateada olímpica al formar parte del conjunto de relevo que la consiguió en México 1968 junto a Pablo Montes, Hermes Ramírez y Juan Morales y, por encima, su vida de ciudadano ejemplar. Hoy, miembro de la sección deportiva dela Unión de Historiadores ayuda a llevar nuestra historia en esa esfera al papel, a los videos, a la televisión, la radio ,a las redes sociales con igual interés que cuando él mismo la hizo sobre la pista.. Desquite en toda la línea.

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