La juventud no es el futuro, sino el presente (+ Video)

La juventud no es el futuro, sino el presente (+ Video)
Fecha de publicación: 
4 Abril 2019
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Hace casi 60 años, cuando se fundaron la UJC y la OPJM, tenían mucho por hacer los jóvenes en una Revolución naciente, en un país que comenzaba a plantearse desde y para los humildes, frente a un poderoso adversario declarado y muchos frentes abiertos.

El tiempo pasó y la historia ha ido tejiendo y destejiendo verdades y sueños. No nos mudamos de planeta, ni siquiera de hemisferio, así que algunos peligros se mantienen y el enemigo continúa al acecho, pero muchos colores han matizado la realidad y ciertas conquistas comenzaron a vestirse de costumbre.

Entonces, entre dulces canciones y consignas, este 4 de abril debería ser un tiempo para limar desesperanzas con lija gruesa, para despertar la fe que, a su vez, mueve montañas. Para preguntarnos con respuestas y sin retórica, en la Cuba de hoy, ¿qué les queda por hacer a los jóvenes?

«¿A los jóvenes? Todo», me responde Lisbet, una muchacha de 22 años, graduada de Ingeniería Química, que comparte su tiempo entre un laboratorio y un bar, «estamos empezando a vivir, imagínate, nos queda buscar la manera de aprovechar lo que aprendimos, las oportunidades de estudiar que nos da este país, pero también aprender a vivir en la realidad en que un salario no alcanza y que a veces llegas con tremendas ganas de trabajar y no tienes las condiciones; en fin, es complicado, pero los jóvenes tenemos que reinventar la vida en esas circunstancias sin renunciar a soñar, a crecer y tampoco a comer, vestirnos, salir... ¿Quién va a echar para alante un país con tantas cosas nuevas? Mira, las tecnologías, la forma de organizar la economía: ahora mismo yo puedo ganar un dinero como bartender sin renunciar a mi profesión, por ejemplo... Hasta leyes nuevas tenemos. ¿Quién va a echar para alante todo eso, si no los jóvenes? Nos toca».

Alejandro es unos años mayor, trabaja como guía de turismo, aunque es graduado de diseño; él comienza asegurando que no es pesimista y cree en el futuro, que es militante del PCC a conciencia, que está claro de que una cosa es la vanguardia y otra la mayoría, pero como siente que hace falta la mayoría para hacer un país, analiza:

«¿Los jóvenes hoy en Cuba? Estudiar y prepararse aprovechando las incomparables ventajas del sistema educativo para hallar un espacio de desarrollo profesional y personal en el sector estatal, si la economía florece con las inversiones y el Mariel, para emprender desde cero el cuentapropismo y prosperar siendo útil a la sociedad, o salir a buscar nuevas oportunidades de desplegar todo el potencial para ahorrar y poder invertir acá. Todo es posible en la Cuba de hoy, todo es válido, menos irse sin regresar».

Parece que la encrucijada de quedarse o partir es uno de los conflictos que late entre los jóvenes cubanos de hoy; parece que la provocación, el reto, la osadía a la que se sienten llamados muchos es ya más la opción de quedarse que la aventura de salir a probar fortuna. Yanira es comunicadora social y su respuesta tiene aires de deseos:

«Me gustaría que los jóvenes de hoy no perdiéramos la energía para seguir construyendo el país a nuestra medida, ritmo y necesidades. Me gustaría que tanta educación que hemos recibido nos sirviera para no admitir modelos y modos de vida importados que nada tienen que ver con nuestra cultura. Lo peor que nos puede pasar a los jóvenes de hoy es tener que bajar la cabeza mañana porque nos dejamos colonizar política, económica y culturalmente, algo muy de moda en estos tiempos. Confío en que eso no pasará nunca. Confío en que, a pesar de todos los problemas económicos que indudablemente provoca una migración económica, somos muchos más los que decidimos permanecer y hacer por Cuba desde aquí».

Con agudeza de trovador, Rey Montalvo pone la mira precisamente en esa necesidad de romper y continuar al mismo tiempo, que ha sido desde siempre un reto de la juventud:

«Ser joven no es condición per se de ser un renovador. En este siglo de sociedades fragmentadas, de mecanismos que alienan a los seres humanos de su entorno para limitar su capacidad transformadora, la juventud no puede reproducir patrones vetustos; tiene que pelear contra los sentidos comunes impuestos, contra las barreras, la desigualdad en todas las esferas de la vida. El mayor reto de ser joven es verdaderamente serlo. La juventud no es el futuro, sino el presente; es continuidad, pero también ruptura. El quiebre genera movimiento, y esa actividad es imprescindible para que la sociedad no se acomode en su tiempo, sino que lo subvierta para hacerlo superior. Los legados no son estatuas de mármol para acariciar o pulir, prefiero imaginar que son un papel medio escrito donde se subrayan, se tachan y se incorporan saberes, para donarlos a los otros, todavía sin completar».

¿Han visto los colosos que llenan paredes de La Habana? Esos niños gigantes, casi fotografiados a mano por un joven pintor, son obra de Maisel López. A él también le hicimos la pregunta:

«La misión de la juventud en la Cuba de hoy es centrar todos los esfuerzos en construir una sociedad donde primen los valores humanistas que siempre han caracterizado a nuestro pueblo. Desarrollar e incentivar un gusto por lo nacional sin tener pelos en la lengua ni vendas en los ojos ante lo mal hecho, pero sí resaltar con orgullo lo que se hace bien. Los jóvenes cubanos deben estar a tono con el mundo de hoy, utilizar todas las plataformas y herramientas tecnológicas en función de complementar el desarrollo cultural, tanto individual como colectivo. Es preciso el estudio y la superación, pero también es imperioso trabajar en fortalecer las relaciones sociales y ser ciudadanos con principios y valores.

«No pueden conocer la historia cubana como una asignatura más a vencer para pasar de grado. Es fundamental tomar conciencia de que todos los beneficios y conquistas que disfrutamos hoy han costado mucha sangre. Es necesario siempre estar bien informados de lo que sucede en el mundo y cultivar un refinado olfato mediático para no dejarse engañar ni manipular por la noticia falsa. El joven cubano debe sentirse orgulloso de su bandera, de sus héroes; debe sentir que la sangre le corre por las venas cuando alguien intente manchar el nombre glorioso de nuestra hermosa isla: CUBA».

Y CUBA, me lo ha escrito así, con mayúsculas en su respuesta, no por descuido, sino por convicción, esa que también anima a otro cantautor, Alex Alday Pérez, a responder como lo hacen los jóvenes, de un tirón y con ganas:

«¿Qué nos queda? Seguir trabajando, Giusette; hay mucho por hacer aún, y creo que los jóvenes, más que un deber, debemos sentirlo como nuestra responsabilidad. De nosotros, en gran medida, dependerá que nuestro país avance en buena lid hacia un desarrollo sostenible. Hay muchas cosas hoy día que están en manos de los jóvenes. Quizás algunos necesiten una buena guía para llegar a buen puerto, pero lo más importante es que hay deseos, eso es primordial. Hace poco, y como parte de un curso de producción documental que estoy pasando, le hice un pequeño documental a mi suegro, Víctor Fowler, y él habló, de la manera más visionaria posible, acerca de esta generación. Destacó, además, que, en lugar de ver a los jóvenes errando continuamente, debemos (su generación) aprender a integrar todo aquello que una mente fresca y contemporánea puede aportar. Yo estoy totalmente de acuerdo, solo necesitamos las herramientas correctas, que se nos escuche, que nos den protagonismo, que nos entiendan, y echamos para alante al país. Tú verás que sí».

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