Carlos Repilado: la luz que se apaga

Carlos Repilado: la luz que se apaga
Fecha de publicación: 
14 Marzo 2019
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Con la muerte en La Habana del maestro Carlos Repilado, el diseño escénico cubano ha perdido uno de sus grandes maestros. Ha perdido, de hecho, a uno de los pilares de esa escuela.

Su oficio pudiera parecer complementario. Y ciertamente en no pocos espectáculos de la danza y el teatro lo es: los diseños de luces y escena apenas son funcionales. Pero los que conocen la obra de Repilado saben que en su caso, la luz llegó a ser elemento esencial de muchas puestas.

Carlos Repilado distinguió con su trabajo a las más importantes compañías de danza y teatro del país, con entramados sugerentes, perfectamente integrados a la dramaturgia y a los postulados conceptuales de las obras que iluminó.

Y ese es el verbo justo: "iluminar".

Sus diseños instauraban una atmósfera, tan estrechamente ligada a la peripecia puramente coreográfica, que era imposible asumirlos como elementos complementarios.

Los que disfrutaron sus creaciones con varias compañías (Ballet Nacional de Cuba, Danza Contemporánea de Cuba, Conjunto Folclórico Nacional, cabaret Tropicana, teatro Estudio, Ballet Teatro de La Habana, Teatro El Público, Buendía…) podrán recordar el inteligente y sensible trabajo de recreación de entornos, de marcada plasticidad, con dominio de los matices y de la singularidad de las situaciones.

La escenografía y la iluminación nunca eran en sus diseños puro telón de fondo. Hay pasajes en que las luces otorgan por sí solas un valor poético impresionante.

La extraordinaria hoja de servicios de Carlos Repilado lo hicieron merecedor del Premio Nacional de Danza en 2016.

Nunca fue hombre de poner una luz sin que lo animara un auténtico impulso creativo.

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