Frontera colombo-venezolana, realidad invisibilizada

Frontera colombo-venezolana, realidad invisibilizada
Fecha de publicación: 
11 Febrero 2019
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La narrativa de la inminente intromisión es un punto central informativo desde que el diputado de la Asamblea Nacional, Parlamento en desacato desde 2016, Juan Guaidó, se autoproclamó presidente encargado, y con ello la supuesta caída del jefe de Estado de la República, Nicolás Maduro, reseñó el sociólogo en un artículo publicado por la multinacional Telesur.

'Las imágenes al llegar a la frontera son otras. En particular en el punto que se ha construido como zona crítica: los municipios Simón Bolívar y Ureña, en el estado de Táchira, frente a la ciudad de Cúcuta, Colombia. Allí debería verse un territorio conmocionado, militarizado del lado venezolano y transformado en un acopio masivo de ayuda humanitaria del lado colombiano', explica Teruggi 

Ante el escenario mediático creado, la realidad es diferente, una superposición de normalidad de una de las fronteras más complejas del continente, y el clima de un escenario en construcción.

Para el periodista de origen argentino comprender las dinámicas del área limítrofe demanda cruzar algunas variables.

En primer lugar, la conformación histórica de ese territorio como zona de comercio binacional, marcado en las direcciones de compra-venta según la relación entre el bolívar venezolano y el peso colombiano.

Como segunda opción, la puesta en marcha desde el año 2013 -con señales anteriores- del contrabando de extracción de combustibles, alimentos y la moneda nacional, como parte de un plan de desangre de la economía del Ejecutivo bolivariano.

Igualmente, la presencia de actores claves al mando de las operaciones de tráfico, como los grupos paramilitares, y en último elemento, los tres puntos anteriores dentro del cuadro de guerra financiera actual, donde todas las variables se cruzan y retroalimentan.

Frente a esa geografía las cámaras se enfocan sobre dos cruces, el puente Las Tienditas, y el Simón Bolívar. El primero fue tapa de periódicos por los contenedores puestos del lado venezolano, presentados como un cierre del paso.

Asimismo, por el Bolívar cruzan diariamente 30 mil personas, de las cuales cerca de dos mil sellan pasaporte, es decir que el resto van y vienen en el mismo día.

Este sitio, a juicio de Teruggi, tiene una ventaja cinematográfica: es angosto, por lo cual puede generarse una gran cola de transeúntes con solo frenar el paso unos minutos, acción realizada una y otra vez por las autoridades neogranadinas cuando la campaña mediática requiere fotografías que muestren masividad.

Sobre esa cotidianeidad está en construcción la narrativa de 'ayuda humanitaria' y con ello la posible intervención.

Al respecto, el sociólogo enfatiza que 'no importa el impacto real de la acción, sino la construcción del escenario, que será el de mostrar de un lado la ayuda, del otro a población venezolana pidiéndola -para lo cual la derecha movilizará sus fuerzas- y en el medio el Gobierno bolivariano cerrando el paso.

Asimismo, la derecha necesita elevar el impacto en la opinión pública, conseguir acuerdo en el Senado norteamericano para dejar por escrito que la intervención militar puede ser contemplada, 'crear conmoción interna', explica Teruggi.

Sin embargo, el escenario parece estar en una excesiva normalidad para los objetivos propuestos por la oposición, no obstante, a decir de Teruggi 'esta semana podría ser la elegida para activar el escenario frontera, sería el punto donde se unirían el frente internacional con el nacional para buscar un quiebre. Por el momento la superficie continúa calma'.

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