Toros de Herrera: Reyes del Caribe sobre el terreno del Rod Carew

Toros de Herrera: Reyes del Caribe sobre el terreno del Rod Carew
Fecha de publicación: 
11 Febrero 2019
0
Imagen principal: 

Se desató la euforia no más el slugger cubano Alfredo Despaigne cedió el último out en el estadio Rod Carew para que Los Toros de Herrera panameños se coronaran 3-1 sobre los Leñadores de Las Tunas y sellaran su condición de mejor novena sobre el terreno.

Desde el mismo episodio inicial, el único titubeante del derecho Freddy Asiel Álvarez los anfitriones salieron a por el cetro, marcando dos anotaciones producto de tres indiscutibles, incluido un doble y excelente corrido de las bases. Dos que en definitiva bastarían para sentenciar el crucial duelo.

Y es que siendo realistas, no se puede aspirar ganar un torneo de tal calibre, ni de ningún otro la verdad, con solo cinco indiscutibles conectados y una sola carrera. Esa fue la realidad de nuestra ofensiva, sumida en un letargo prolongado e incapaz de descifrar los envíos de Harold Urz, ni tampoco de los relevistas istmeños, incluido Manny Costas, autor de su cuarto rescate en la lid y desde mi perspectiva el más valioso de la competición.

Volviendo a las huestes antillanas y su famélico accionar madero en ristre cabe destacar que apenas rindieron para un 15 % a la hora de empujar el empate o la ventaja con corredores en circulación, lo que da fe de su desacierto, que radiografiándolo fue una mezcla de ansiedad, con muy mala discriminación de lanzamientos desde el cajón de bateo y por consiguiente conexiones inofensivas. Dominados en toda la línea, con solo un atisbo de acierto en la alta del quinto capítulo, en el cual doble de Alfredo Despaigne, quizás el único ajustado cuando las situaciones de juego más lo requirieron, e inatrapable de Carlos Benítez, paciente como todo un consagrado a la hora de hacer swing y demostrando desde hace tres ediciones ser uno de los bateadores más consistentes de nuestra pelota se combinaron para descontar, darle un sorbo de esperanza a los hinchas de la Mayor de las Antillas y continuar con vida y aspiraciones. En definitiva fue solo eso, un sorbo.

Hablamos de un elenco que en 47 episodios anotó únicamente nueve carreras, par de ellas sucias, lo que evidencia desde hace ben tiempo ya que la ofensiva de Cuba no está apta para medirse a un pitcheo de relieve.

Lo digo porque no solo nos ha sucedido en el clásico beisbolero caribeño. Recuerdo aquel revés en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 en el cual cedimos 2-3 ante Sudcorea en la final, choque en el que frisó la decena los corredores dejados en las almohadillas, lujo inadmisible en la pelota contemporánea, donde eficiencia cuando usted lleva un corredor a posición anotadora se convierte prácticamente en un mandamiento.

Tarea pendiente para las alineaciones cubanas, e indicador evidenciado en Panamá, donde en varios desafíos se optó por el toque de bola para buscar una o avanzar al corredor, incluso tratándose de hombres confiables o con protagonismo ofensivo en turno.

Habrá este año otros exámenes de suma relevancia, como el torneo de los Juegos Panamericanos de Lima y el Premier 12, de vital importancia en la búsqueda de puntos para el ranking mundial y por consiguiente, para la clasificación a los Olímpicos de Tokio 2020.

Desde su composición, hasta el ostracismo para buscar variantes y echar manos de los emergentes cuando el partido lo pedía a gritos, Cuba sigue endeudada, al menos con su afición y con este cronista. Yurién Vizcaíno debió alinear en alguna pradera o como designado antes. Dariel Góngora y Yadián Martínez pudieron tener lanzamientos de verdad, más allá de los calentamientos y el ánimo brindado por ellos a sus coequiperos desde el bullpen...

Hablamos de los males de Cuba, o el mal sedimentado por años en que se ha convertido la inoperancia ofensiva de nuestros distintos equipos, pero ciertamente no hemos reconocido las virtudes de los Toros de Herrera, la novena de mejor rendimiento en toda la línea, especialmente madero en ristre y también de su staff de serpentineros cuando se vieron obligados, con los nervios al límite de preservar un marcador o contener una rebelión de sus oponentes.

Toda la eficacia remolcadora que adoleció Cuba la pusieron en vigor los del istmo, conectando a la hora cero, atinados a la hora de producir y con la convicción de estar a la altura de cualquier otro elenco.

Un torneo en extremo reñido, con paridad y la labor de los serpentineros en notas sostenidas de dominio.

Uno en el que el sistema de competencias empleado de dos llaves y la posibilidad de exclusivamente topar con otras dos novenas de la región en la etapa preliminar, se ganó mi desaprobación, como también la de muchos otros.

Cuba no pudo sostener su cábala de imponerse cada vez que disputó la Serie del Caribe en terrenos istmeños. Los Toros de Herrera, el otro invitado a la justa, se impuso en buena lid y se encargó de invertir el orden esta vez.

Panamá 2019 dijo adiós, para Cuba una vez más con el sabor de no poder ganar el partido crucial.

Vendrán otros exámenes en este año. Siendo optimista quisiera pensar que de acá a julio, todo ese descrédito ofensivo o al menos una parte, pueda revertirse, que se gane en solidez con esta nueva experiencia a la hora de integrar nuestros combinados nacionales y que si todos los astros y piezas involucradas en una posible victoria se trabajan con anticipación, se alinean, la realidad al finalizar el torneo de Lima o el Premier 12, sea diferente, como también materializable la presencia en tierras del Sol Naciente el año próximo.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.