Desesperanza en el Congo de la riqueza

Desesperanza en el Congo de la riqueza
Fecha de publicación: 
7 Enero 2019
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Entre los más de 40 pretendientes a sustituirlo, 14 sufrieron el retiro a causa de acusaciones pendientes por corrupción, entre ellos el ex vicepresidente Bemba, quien debe cumplir por lo menos un año de cárcel,
En sí de los 26 pendientes, unos 19 subsistieron, aunque sólo cuatro tienen opciones reales y dos de ellos son los principales favoritos, con muy diferentes matices:

Emmanuelle Ramazani Shadari, quien es el “delfín” escogido por Kabila, y el empresario Martín Fayulu. No obstante, puede haber sorpresas con otro candidato opositor, FélixTshisespedfi.

Shadary promete una política que continuará y superará a la de Kabila, con un presupuesto inicial de 85 000 millones de dólares para modernizar a la nación, además de que desde su anterior puesto de Ministro del Interior fue partidario de una política nacionalista y de rechazo a cualquier interferencia u orden del exterior, lo cual le valió la prohibición de no poder entrar ni en la Unión Europea (UE) ni Estados Unidos.

Fayulu es un rico empresario formado en Francia y Estados Unidos, por lo que goza de las simpatías de la élite occidental, además de que ya adelantó el mayor presupuesto inicial para el país, 121 000 millones de dólares. Se le acusa de financiar grupos para formar disturbios y del incendio de un edificio en Kinshasa, la capital, donde se quemaron importantes documentos electorales, por lo cual la fecha de los comicios sufrió varios días de tardanza en su inicio, del 23 al 30 de diciembre.

Asimismo, no es ajeno al movimiento realizado por el presidente norteamericano, Donald Trump, de enviar tropas a la vecina Gabón y poner en estado de alerta a las que tiene en la República del Congo, con el fin de intervenir en el Congo Democrático para “proteger a ciudadanos estadounidenses en peligro”.

La comisión electoral bloqueó Internet y otros medios de comunicación para que no se filtraran o especularan con los resultados electorales, además de permitir la votación en zona de conflicto bélico como El Beni y una región asolada por el ébola, todo lo cual, se dijo, es la principal causa de la demora del resultado final.

De todas maneras, observo con aprehensión que en los programas de los diferentes candidatos a los que he tenido acceso no se menciona para nada el combate a miseria, la desigualdad y la explotación que tienen lugar en uno de los países con mayor riquezas conocidas del planeta.

SIN OPCIÓN

Oro, diamantes, esmeraldas, cobalto cobre y coltán, entre otros minerales, conforman una riqueza que, bien distribuida, pondría en el “paraíso” a cualquier habitante de la nación que las posea, pero no es así en la República Democrática del Congo.

Guerras sin fin han asolado a gran parte del país, que ahora se circunscriben al este, donde abunda el coltán, extremadamente deseado en el Occidente y aprovechado por todo tipo de empresas para enriquecerse a costa del sudor, la miseria y hasta la vida de miles de congoleses, entre ellos muchos niños.

Kabila no ha podido cumplir su misión de dejar el mando sin represión, corrupción y violencia, por lo cual le espera una dura tarea a quien será su sucesor.

Allí laboran niños, que pierden inocencia, al igual que les sucede en cualquier cráter del de Goma o cuando desempeñan el papel de soldado en un conflicto interminable.

Un corresponsal de la publicación española La Vanguardia relata que siempre hay signos de esperanza, como el paso al frente dado por algunos congoleses: la bondad del doctor Mukwege, quien cura gratis a mujeres violadas, o el valor de reporteras o ciberactivistas, quienes hacen frente a una injusticia enquistada en la conciencia internacional en pleno siglo XXI.

Allí, en la mina de coltán de Numbi, decenas de hombres picotean la pared terrosa. Algunos son niños, pero sólo los mayores ganan algo más, un equivalente a 13 euros -16 dólares- a la semana, trabajando diariamente de 12 a 14 horas.

Un hombre, Bienfait, habla de sus dos hijos y de que pronto quizás ahorre suficiente para enviarlos a la escuela, dice a La Vanguardia., “Espero que dios ayude” y se encoge de hombros cuando le preguntan si sabe para qué sirve el coltán que busca día tras día –un conector en dispositivos electrónicos que permite reducir el tamaño de las baterías y aumentar su eficiencia–; dice que le da igual y se repite:

“No hay otra opción, señor. No hay otra”.

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