Francia: Macron divorciado del pueblo

Francia: Macron divorciado del pueblo
Fecha de publicación: 
5 Diciembre 2018
0
Imagen principal: 

Para quienes han tenido la oportunidad de presenciar las protestas en la nación europea, saben de lo fuerte y combativas que son, por lo que no ha sido sorpresa el surgimiento de un ente catalizador, esta vez los denominados chalecos amarillos, al que se ha sumado el movimiento estudiantil y el respaldo de las diferentes organizaciones laborales.

Medios occidentales destacan la violencia de muchos manifestantes, algunos de los cuales han dañado injustificadamente patrimonios nacionales, como el Arco de Triunfo, pero callan las maniobras punitivas oficiales y el empecinamiento presidencial de no atender las llamadas para que desista de políticas que dañan a las clases media y baja y favorecen a quienes más tienen, por lo que Macron, a quien llaman el Presidente de los Ricos, tiene una repulsa popular del 72%.

Aunque la protesta inicial contra el alza de los precios de los carburantes se inició de forma pacífica, organizada por el partido Francia Insumisa -que ha ayudado a unir a las dispersas fuerzas de izquierda-, factores más radicalizados han aprovechado para exacerbar el justo descontento popular.

“Nosotros estamos en tren de recuperar el orden”, dijo el secretario de Estado Laurent Núñez, ante el asombro de la opinión pública, porque no admitió que el gobierno debe encontrar una solución a un país fraccionado, con cólera profunda, que ya no cree en la clase política. Nadie escucha al otro, mientras ardían algunos barrios de París como parte de una violencia mucho mayor que cualquier anterior.

SIN DIÁLOGO

Ante el caos general, el gobierno del presidente Emmanuel Macron no encuentra un camino de diálogo para resolver la peor crisis política de su gobierno, y el jefe de Estado, quien no había regresado anticipadamente de la cumbre del G-20 en Argentina, admitió que había un divorcio con amplias franjas de una clase media empobrecida.

Para comprender mejor la situación es bueno conocer valiosos testimonios recogidos por las agencias noticiosas EFE y AFP:

“Yo no soy violenta, soy profesora jubilada. Este gobierno no escucha, están aislados en su torre de Marfil. Lo grave es que no saben lo que nos pasa y hasta dónde ésta rabia crece. Van a perder toda la confianza de la gente, porque no escuchan ni respetan”, dijo Amelie, una profesora de la Picardie, refugiada en la avenida Marceau de los gases lacrimógenos. Pierre, agricultor, la acompaña: “No entienden que nosotros no podemos vivir más con nuestro sueldo. Hay un empobrecimiento generalizado”.

El extraño affaire Benalla y sus consecuencias, las frases arrogantes presidenciales para comunicarse con sus electores, las reformas que no llegan, han ido aislando a Macron de su base electoral y la esperanza de un cambio. El temor es hasta dónde esta movilización popular amorfa, sin base política declarada, puede debilitar a Macron y a una mayoría parlamentaria, sin experiencia, pero inquieta. La solución la tiene Macron y la política y no la policía antimotines.

Cuando la petición contra el alza de precios de los carburantes supera el millón de firmas, es evidente que las razones de esta movilización han superado sus orígenes. Representan hoy ese “histórico malestar francés”, que sintetiza años de fractura social, desempleo, los impuestos más altos de Europa, un Estado irreformable, imposibilidad de contratar de los pequeños comerciantes por las cargas patronales y un estado de dependencia de los desempleados por el Estado, que facilita más no trabajar que conseguir un empleo con su pesada burocracia.

“Francia está harta. Esto es como otro Mayo del ‘68 para los que lo vivimos o como la III República para los mayores. Si Macron no toma el toro por las astas, si no resuelve con inmediatas reformas, con menos impuestos y no con otra reunión dentro de tres meses, el pueblo entero va a salir a la calle y lo van a tirar del gobierno. Yo nunca he visto tanto hartazgo en jóvenes, en viejos, en la gente que lo votó. Créame: el país está en pie de guerra y el gobierno no se da cuenta. No nos escucha”, sintetiza Richard, un florista, frente a la Prefectura de la policía de París, quien no puede contratar un ayudante a causa de las cargas sociales que imponen.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.