DE CUBA, SU GENTE: No

DE CUBA, SU GENTE: No
Fecha de publicación: 
29 Noviembre 2018
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Ayer un amigo me pidió tener sexo.

Le dije: no.

—¿Por qué —quiso saber—, si estás sola? Yo estoy solo. Estás caliente. Yo estoy caliente. Somos jóvenes y lindos. ¿Por qué?

—Mira, te pudiera vomitar mi discurso de cómo para mí el sexo es un medio de meditación y, por tanto, no un ejercicio físico. De cómo para mí el sexo es un modo de alcanzar el cese del tiempo y espacio. Un modo de ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia. Un modo de apoyar los ojos en un paisaje de cigüeñas y campanas. Pero mejor no darte ese discurso. Solo te resumo que no quiero.

—Es humillante el rechazo —me confesó.

—Pero no es rechazo. Es una respuesta. Es tu mente quien le pone el rechazo. Has preguntado; yo he respondido. No hay nada más que eso.

Nos despedimos pocos minutos después. Estaba silencioso; se veía contrariado. Probablemente su ego no me llame en un buen tiempo.

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