Campo y pista antillano en el 2018: Compases entre tiempos, marcas y brillo (I)

Campo y pista antillano en el 2018: Compases entre tiempos, marcas y brillo (I)
Fecha de publicación: 
21 Noviembre 2018
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Como una larga carrera de 10 000 metros el 2018 llega a su fin. Para el atletismo cubano fueron 12 meses exitosos, pese a tener que realizar disímiles subterfugios para completar la preparación y ruta competitiva de sus principales figuras, debido entre otras cuestiones al hecho de que la nueva pista del Estadio Panamericano aún no se ha montado.

Así, los nuestros encararon la temporada con notorio esplendor y triunfos a todos los niveles. Títulos en la Liga del Diamante, una decena en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, y las coronas de Jordan Díaz como punta de lanza en el Mundial juvenil de Tampere, Finlandia, y en los III Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.

Otras pinceladas notorias de grandeza encontraremos a lo largo de estas líneas, pero me anticipo a decir que el campo y pista estará de seguro pugnando con el boxeo y la lucha por la distinción de mejor deporte individual del 2018. Trataremos de argumentarlo matemáticamente a continuación, con cronos y registros:

Féminas con prestancia

Si bien es cierto que el mejor registro de campaña de la discóbola Yaimé Pérez (67.82), le valió la tercera posición del ranking por detrás de Sandra Perkovic (71.38) y la australiana Dani Stevens, también lo es el hecho de que haberle escamoteado el diamante a la Perkovic la colocó en el centro de atención de todos. De hecho, Yaimé logró estabilizar sus rendimientos en la presente campaña, con 13 registros reconocidos por el listado de la IAAF sobre 64 metros, mayor grado de autoconfianza y psiquis fortalecida, que también le permitió imponerse en Barranquilla con récord de 66 metros.

En esta modalidad la titular del orbe en el 2015 y bronce olímpica, Denia Caballero, no tuvo un lapso halagüeño, pese a su registro máximo de 66.09 acá en Las Tunas.

Otra fémina que se hizo notar con solidez fue la heptatlonista Yorgelis Rodríguez. Debo confesarme, Yorgelis es de mis atletas favoritas. Su entrega, capacidad para superarse ante cada nuevo reto de envergadura, la hacen ocupar puestos de vanguardia.

Yorgelis extendió la primacía centrocaribeña hasta 6 436 puntos, además de que en Gotzis, donde la crema y nata de las pruebas combinadas dice presente, dio muestras de su estirpe al materializar 6 742 rayas que de paso la situaron tercera del listado anual. Por si eso no bastara, estableció cotas límites personales en el doble hectómetro (23.96 segundos); los 100 c/v (13.48 s); el salto de longitud (6.58 metros con 2.3 m/s de viento a favor); la bala (14.95 metros); y la jabalina (48.96 metros).

Cuando la vi elevarse sobre 4.80 metros en Mónaco, pensé que la pertiguista Yarisley Silva se había reencontrado con la senda del éxito y el equilibrio en sus saltos. Sin embargo, no fue del todo así. Pese a imponerse en suelo cafetero con primacía incluida de 4.70, la pinareña acusó altibajos e inestabilidad en su campaña, que la privaron de mejores performances. Esos 4.80 materializados únicamente en esa parada de la Liga del Diamante, la situaron sexta del ranking.

El doblete de Rose Mary Almanza en 800 y 1 500 metros como parte de la lid de Barranquilla igualmente merece destaque. Si bien sus respectivos cronos cimeros (2:00.15 minutos) y (4:22.14) no se acercan ni por asomo a las mejores marcas de esos eventos, el mero hecho de doblar vellocinos merece reconocimiento.

En esa misma cuerda me gustaría situar al relevo 4x400. Hacía mucho tiempo una posta femenina cubana no bajaba de los 3:30 minutos. Las piernas de Gilda Casanova, Roxana Gómez, la propia Almanza y Zurian Hechevarría se combinaron para detener los cronómetros en 3:29.48 y quebrar un primado que ostentaba dos décadas de duración, impuesto precisamente por una cuarteta antillana en Maracaibo 1998.

Profundizando tenemos que ese tiempo las situó en la plaza 27 del escalafón regenteado por Jamaica (3:24.00).
Siempre lo he afirmado, siguiendo los criterios de los especialistas: los 400 metros constituyen la prueba más fuerte en la pista. De ahí que, para Roxana Gómez, haber rebajado los 52 segundos y haberse situado en el peldaño 82 con 51.95 encierre cierto mérito, independientemente de haber estampado rendimiento poco loable en el Mundial Juvenil, se quedó fuera de la final.

En una prueba de categoría como lo fue el triple salto de los Juegos de Barranquilla (cuatro finalistas sobre 14 metros y las tres medallistas por encima de 14.40), la antillana Liadagmis Povea (14.44) se vistió de bronce, registro que de paso la colocó en la posición 13 del escalafón.

Siendo justos los 18.03 plateados de Yaniuvis López en suelo cafetero igualmente merecen mención, aun cuando su mejor cota fue de 18.58 en Braganca, Brasil el 8 de julio.

También es justo mencionar los bronces en la justa del orbe para menores de 20 años de la triplista Davisleydi Velazco (13.78 metros), la discóbola Silinda Morales (55.37), y la martillista Yanitza Martínez (63.82), sobre todo porque en el martillo las exponentes de la preselección en la actualidad no acaban de irrumpir en la élite, o al menos acercarse a la respetable marca de 70 metros.

Así se comportó el año de forma general para la legión femenina del campo y pista. Preocupación en algunas pruebas de histórico prestigio, imágenes y resultados alentadores en otras…

Carburar es palabra de orden cuando el barco preparatorio que tendrá una escala de envergadura en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, ya zarpó.

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