DIARIO DEL FESTIVAL: Carmina Burana, a la suiza

Son apenas 22 bailarines, pero proceden de 14 países del mundo. El Ballet del Gran Teatro de Ginebra desembarcó en La Habana con una de sus más aplaudidas creaciones: Carmina Burana, coreografía de Claude Brumachon sobre la celebérrima partitura de Carl Orff.

Brumachon es un coreógrafo con gran experiencia, nada que ver con los jóvenes creadores que la compañía ha convocado en los últimos tiempos, “pero con esta obra inauguramos una nueva sede de nuestro teatro, así que teníamos que ir al seguro, no queríamos que esta grandiosa música se tragara la coreografía”, afirma Philippe Cohen, director de la agrupación.

Esa y otras razones lo decidieron a escoger la obra para hacer realidad un sueño largamente acariciado: presentarse en La Habana, frente al público cubano, “que es el más apasionado, entusiasta y conocedor público del mundo.

“Esta pieza es muy singular —asegura—, difícilmente dejará impasible al auditorio; tiene una fuerza tremenda e implica tanto a los bailarines que el público terminará por dejarse arrastrar”.

El teatro Mella será el escenario de las funciones (viernes, 8:30 p.m. y sábado, 5:00 p.m.). Todos los bailarines del elenco intervendrán en la presentación, incluido (no era de extrañar) un cubano, Armando González, que estudió tres años en la Escuela Elemental de Ballet, en La Habana, y después se marchó con sus padres a Europa.

“Regreso después de 24 años, podrás imaginarte lo que significa para mí bailar aquí. Cuando yo era niño venía a las funciones del Festival, y soñaba un día poder estar frente a este público. La vida no me dio la oportunidad hasta ahora, y la emoción es muy grande”.

Armando está convencido: Carmina Burana va a ser un éxito: “Es una obra tan visceral, que sé que va a estremecer a más de uno. Y la bailamos con muchos deseos. Para la compañía estar en Cuba es una gran aventura”.