DE CUBA, SU GENTE: Mis amigos de entonces

A mis amistades del 30 aniversario de La Lenin

Él decía que Blanca Luz era la esencia de la poesía y también el nombre de la mujer perfecta cuyo único defecto era no haber existido nunca.

Hice mi tesis sobre Blanca Luz. Los que me conocen saben que cuando me interesa algo, me apasiono hasta perder la cordura, me pierdo dentro suyo y los besos que lluevan sobre las bocas oceánicas.

Pues bien. Me cambié el nombre de Blanca Luz para el mío. El verdadero. O al menos el que me pusieron mis padres, que supongo es una definición bastante exacta, una sin vasos comunicantes que impliquen referencias a la mujer que he sido ni seré.

Mi nombre. Exacto y de mirada asombrosa.

Y empezaron a aparecer mis amistades de la Lenin.

Paréntesis para hacer una Oda a la Lenin. La súper escuela. Las ganas calientes de vivir de nuestros 15 años. Las manos lisas y buenas y simples como cucharas de palo de esos amigos que ahora me vieron en Facebook y que cayeron revoloteando en la mitad del día, manos incitadoras como la fiebre o blandas como el regazo de madre.

Hablé con Claudia. Vi una foto de ella y de su hijo. En la Lenin ella guardaba los condones con savia aún tibia de su novio de entonces dentro de los libros de las asignaturas que no le gustaban, libros que casi nunca abría, como los de Física o Química. Supongo que en algún momento algún condón dejó de funcionar, o no se botó, o ni siquiera se puso. Porque la vi con el mismo novio de entonces, ambos quince años más viejos, y los hijos de ambos… todos viviendo en Guatemala.

Hablé con Camilo. Camilo fue la primera vez que alguien me pidió hacer un trío. Menage a trois, le llaman los franceses. Él y su mejor amigo estaban —me dijeron— muy enamorados de mis arrebatos de locura. Y querían saber —al menos eso fue lo que preguntaron— si mis pechos eran tibios. (Nunca supieron qué tanto). Ahora Camilo y su mejor amigo son un matrimonio gay y viven en Holanda.

Mis amistades de la Lenin están espolvoreadas por el mundo. Son un coñac ingrávido y cargado de electricidad que no puedo tocar ni ver ya.

Diana Castaños (La Habana, 1986). Licenciada en Periodismo. Graduada del Centro de Promoción Literaria Onelio Jorge Cardoso. Escritora de guiones infantiles para radio. Premio de Periodismo 26 de Julio en 2008. Ha obtenido el Premio Calendario 2016 por No hay tiempo para festejos, el Premio Memoria 2016 por Lo blanco más allá de la luz y el Premio Pinos Nuevos 2016 por Josefina. Es miembro de la AHS.