¡Qué lástima me dan esos dos boxeadores! (IV y final)

¡Qué lástima me dan esos dos boxeadores! (IV y final)
Fecha de publicación: 
3 Octubre 2018
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Kid Chocolate comentó en una ocasión: “A pesar de todos los cuidados que existen en el boxeo olímpico, allá arriba no dan con merengue”. Con criterio luciferino, las máximas autoridades internacionales del pugilismo amateur decidieron eliminar la cabecera en su afán de ganar realce. Y vino la llamada Serie Mundial, el aumento de los rounds a cinco, hasta una presentación ridícula, machista, “guaposa”, de función malsana Ataqué en artículos publicados por Tribuna de La Habana y en ponencias para varios seminarios estas transformaciones corruptas y corruptoras. Y hay que asistir a esta y otras contiendas de esta clase, porque ofrecen cuotas para certámenes fundamentales, hasta olímpicos.

Expresé que iban: “…Hacia el show de nocaut y sangre mayores robustecedor de lo que posee de salvaje el ser humano, propio del pugilismo profesional y no del olímpico. Y en las mentes de no pocos funcionario$negociante$ que quieren acercar-y aun fundir- estos dos caminos muy distintos, están aumentar los rounds, el tiempo de pelea, usar guantes más pequeños y el vendaje de las manos tipo pro para que los golpes laceren de verdad”. También critique el uso de mercenarios- en general, aguanta golpes-, que pelean por una país sin ser de allí en busca de plata.

Se dio lo que predije: instaurado el Proboxing, pleitos a 8 rounds, principiado el 18 de junio de 2015. Primer cubano ganador de un encuentro en dicha innovación: Arisnoide Despaigne por unanimidad. Sigue hinchándose el Moloc semipro. Hay hasta un sector profesional en la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (Aiba) ¿Amateur? Para seguir la barbarie, la organización del boxeo tarifado ha impuesto su potencia y los profesionales asisten a los Juegos Olímpicos con eliminatoria y todo. Aparecieron, aunque aun con cantidad y calidad ínfimas, en Río de Janeiro 2016.

Claro, el mundo es como es y no como queremos que sea. Luchamos por mejorarlo. En esa contienda, no podemos encadenarnos a quimeras: hay que adaptarse a él y adaptarlo a nuestro pensar y sentir, sin renunciar a los sueños ni a denunciar lo putrefacto. La victoria está hecha de cesiones dice Martí, lo que jamás significa abandonar la decencia. Tampoco mandó a suprimir las alas. Los pies en la tierra y a volar lejos del fango. A desplegar aquellas en el momento propicio. Tuvimos que participar en varios campeonatos sin la protección de las cabeceras, incluso en la llamada Serie Mundial con su incremento de capítulos y la deportividad lesionada. Volvimos a combatir así en torneos del patio. Eso no significa aplaudir y justificar esta decisión de la AIBA que, en nombre del espectáculo, ensucia el boxeo olímpico.

El humanista Pierre de Coubertin en 1925 expresó: “…el organizador del espectáculo tiende a corromper al atleta para mejor satisfacer al espectador”. Añado: pervierte al público también, al motivar lo más fiero que todos llevamos dentro. A lo mexicano, ni modo: hay que batirse de esa manera sobre el encerado para no quedar excluidos de los certámenes esenciales. Pero, en nuestros programas y en cualquier lidia, debemos cuidar mucho más aún a los participantes. Árbitros, médicos, entrenadores y funcionarios a la cabeza de ese cuidado: la salud de los hombres, muy por encima de las medallas.

Y hay que tener muy en cuenta lo planteado por Fidel : “Sabemos que en el boxeo el tamaño del ring y de los guantes se han modificado para afectar a nuestro país que tantas medallas obtiene en ese deporte, hasta lograr que el boxeo profesional se incluya también en las Olimpiadas…” (7-7-2007); y su firme indicación en sus Reflexiones acerca de los XV Panamericanos:

“Mantendremos nuestra política de principios, aunque el mundo se adentre cada vez más en el profesionalismo, y como en los tiempos de Kid Chocolate-un verdadero genio-, no exista una medalla para el deporte sano y solo se conciba un deporte que ponga precio a lanzar pelotas imbateables, conectar jonrones y repartir piñazos sin protección alguna. A una época como aquella jamás volveremos…”

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