MIRAR(NOS): Lea con cuidado, sin caerse de la cama

¿Alguna vez ha soñado, en medio de la noche, que está a punto de caerse de la cama? En el preciso momento en que ya casi se visualiza en el suelo despierta y la comprobación de la irrealidad le hace sonreír soñoliento, tal vez por librarse del golpe seguro.

Dicen los científicos, entendidos en las materias que consciernen a los sueños, que casi siempre este tipo en específico atañe a los que duermen solos, a los que les sobra un gran pedazo de cama bien sea a su derecha como es mi caso, o a la izquierda (aunque me acoplo en cualquiera de las dos variantes).

¡Claro! Es difícil elegir (¡cómo si hubiera tanto!) a quien concederle la tamaña responsabilidad de compartir lecho incluso con el plus añadido de ser el primero en verte despertar cuando no tienes el glamur de Beyoncé pero eres realmente tú sin rimel ni pelo laceado.

Si me lo permiten (y en caso contrario ya está hecho) dedicaré un aparte a los comentarios de la semana pasada. Como he dicho: quien escribe (no Liz, cualquiera que lo haga) no puede edulcorar su subjetividad, esta columna ya cumple casi cinco años, en edad preescolar ustedes y yo vamos conociéndonos cada semana cual si fuéramos, no sabría decirlo, compañeros de trabajo que comparten oficina si bien no las mismas obligaciones.

Pues bien, es mi criterio que no tienen razones para seguir, las madres solteras se han puesto de moda en nuestro país después de la hecatombe inevitable de tantos divorcios en los últimos años. ¿A qué se deben? No tengo la ecuación que despeje esa variable pero en definitiva cuando sumamos, restamos, multiplicamos y la cuenta no da… ya saben, no da.

De manera que peor sería mantener una mentira debido a los hijos… porque de la infelicidad conyugal ellos, al advertirla, llegarían a culparnos por eso denominado en los tiempos modernos como conformismo o aguante, al cabo la misma cosa.

Lamento que algunos hayan malinterpretado que he escogido la vida en solitario. Creo que pocos disfrutan esa experiencia, al menos en el sentido de lo eterno. No es mi caso, la soledad es una estación, apenas una parada en este tren que en definitiva es la vida, al menos la vida mía.

Amanda, a las 16.36pm seguramente me leyó apremiada por la proximidad de la hora de salida, e interpretó que exijo demasiado. No lo había yo comprendido de esa manera, pero seguramente tendré que revisar mis estándares, aunque, a una semana de aquella columna sigo pensando que no hay porqué conformarse con menos cuando se puede tener lo mejor y sobre todo, cuando intentas poner, de tu parte, nunca menos que lo mejor.

Arquero ¿qué pudiera decir a Arquero? Me encantan sus comentarios siempre tan a contracorriente cual si fuera parte de alguna doctrina vinculada a la negación de la negación. ¿Qué tiene de malo un campesino? En el sentido estricto de la palabra no es lo que yo decía, me refería en sentido figurado y Ud que me lee querido amigo ya debiera estar al tanto de mis metáforas e ironías. Siga leyéndome, siga comentando, es Usted (sin que los demás se ofendan) de mis lectores preferidos.

Jorgito, el de las 14:17pm, muchas gracias por lo de princesa. Pues ¡claro! Encantadísima de conocerlo. Sigo aquí, en el mismo lugar y por supuesto… con la misma gente (aunque sabido es que algunos van y vienen).

UNA TARDE DE NOVIEMBRE… lo de compartir la soledad no está mal, pero no es mi proyecto inmediato aunque pudiera parecerlo. Recuerde, no llego a los ta, puedo esperar un poco para lanzarme nuevamente.

Pili, deje su correo. Con gusto le enviaré todas las columnas que no haya podido leer.

Es todo por hoy, mi editora me está haciendo señas respecto al tema espacio y no quisiera contrariarla. Pero ándese con cuidado, no sea que se caiga Ud de la cama y no tenga quien le sostenga para que eso no suceda.

P.d: Alguien me sugirió que hiciera esto de interactuar con ustedes. Jamás lo he hecho, espero haya funcionado o que por lo menos les haya complacido.