Justicia con expulsión de cura Karadima, destacan en Chile

El Vaticano informó este viernes en un comunicado de prensa que 'ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña, de la Archidiócesis de Santiago de Chile', por los abusos sexuales a menores de edad.

'El Santo Padre ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia', precisó el comunicado de la santa sede que, al mismo tiempo, informó del decreto papal a Karadima en el día de hoy, 28 de septiembre.

En su cuenta de Twitter, el periodista Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del sacerdote defenestrado, escribió:

'El pedófilo Karadima expulsado del sacerdocio. Nunca pensé que vería este día. Un hombre que le arruinó la vida a tantas personas. Agradezco que el papa Francisco haya tomado esta determinación al fin'.

La historia que finalmente obligó a la renuncia este año del obispo de Osorno Juan Barros por encubrimiento, comenzó en el año 2010 cuando se supo de abusos sexuales en contra de cuatro hombres, todos participantes de la parroquia El Bosque.

El 16 de enero de 2011, Karadima fue declarado culpable de abusos sexuales contra menores con violencia y abuso de su potestad eclesiástica. El castigo clerical fue confinarlo a una vida de oración y penitencia.

No fue la primera iniciativa radical de su santidad, que el pasado 12 de septiembre había expulsado al cura Cristián Precht, también alejado del sacerdocio por numerosas denuncias de trasgresiones sexuales.

Dos enviados especiales del Vaticano a Chile, elaboraron en febrero un informe de dos mil 300 páginas que entregaron a Jorge Mario Bergoglio.

Luego, fueron convocados todos los obispos de Chile, quienes se vieron compulsados a solicitar sus renuncias. Monseñor Charles Scicluna, arzobispo de Malta, y el prelado español Jordi Bertomeu fueron los encargados de adelantar dos misiones aquí.

Scicluna, considerado como una suerte de fiscal de la Santa Sede, afirmó en esta capital que 'investigar es hacer justicia por el bien del país y de la Iglesia católica'.

Aunque con cierta lentitud para las expectativas de las víctimas, el papa Francisco adoptó este año medidas sin precedentes en la historia de la fe religiosa católica.