CRÓNICAS BIEN CORTAS: Azúcar para crecer

CRÓNICAS BIEN CORTAS: Azúcar para crecer
Fecha de publicación: 
1 Octubre 2018
0
Imagen principal: 

El Primero de Enero, antiguo Violeta, fue uno de los ingenios azucareros avileños que sigueron moliendo después de la drástica reducción de la industria del azúcar en Cuba. Recesó unos pocos años, en un proceso de reparación que alarmó a no pocos, temerosos de que siguiera la suerte de otros centrales, como el Bolivia. Pero la puesta en marcha fue un éxito, y ahora es uno de los mejores del país.

Es «tiempo muerto» en Primero de Enero y parece que el central está dormido. Parece, porque en realidad en su interior no se ha dejado de trabajar, para preparar la próxima contienda. «Estos trabajos de ahora son tan importantes como la misma molienda —dice un viejo obrero de la fábrica, ahora retirado—; hay que garantizar la zafra que viene, para no perder tiempo en reparaciones de última hora».

Lo veo tan animado, que me quedo un rato conversando con él. Está visto: ama el central como si fuera una criatura viva. «¡Es que está vivo! Yo lo conozco de toda la vida. Con solo escuchar, sé si está bien o tiene problemas. Los que no han vivido toda la vida al lado de un central no entienden, el central es el corazón, el nervio y el pulmón de este pueblo. Sin central, sería un pueblo muerto».

Hay familias en Violeta que se han dedicado al central generación tras generación: «Mi abuelo y mi padre trabajaron en el central, yo trabajé toda la vida, y ahora mi hijo es mecánico ahí. Dice mi nieto que se quiere ir del pueblo, pero a lo mejor lo convencemos para que se quede también».

Me dice esto sin dejar de mirar la alta chimenea. «¿Cómo se verá el pueblo desde allá arriba? Siempre me lo he preguntado».

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.