Fortalezas coloniales habaneras, atractivo especial para turistas

Fortalezas coloniales habaneras, atractivo especial para turistas
Fecha de publicación: 
24 Septiembre 2018
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Se trata de escenarios con mucha historia, muy bien conservados y por lo tanto uno de los atractivos más relevantes de La Habana, creados para proteger la Villa de San Cristóbal de los ataques de corsarios y piratas.

El Castillo de los Tres Santos Reyes de El Morro, se posa sobre una alta roca a la entrada de la Bahía. Las obras duraron 40 años, iniciadas en 1589 y terminadas en 1630.

Por demás, el Castillo de la Real Fuerza comenzó su construcción en 1558 y terminaron sus obras 20 años después, en 1578.

La Punta, junto con El Morro, creó un fuego cruzado contra los atacantes. Se elevó en un saliente, y duró 10 años levantarlo, para terminarlo en 1600 (30 años antes que El Morro).

En tanto, el castillo de San Carlos de La Cabaña comenzó a erigirse en 1763 por orden de Carlos III. Plaza de 700 metros de largo, con un polígono de 450 metros de murallas de bellas líneas.

Estos fueron bastiones de una época colonial entre ataques de piratas y el deseo español de preservar su colonia. Todo ello quedó casi intacto y hoy se puede apreciar con facilidad.

Como ejemplo más distintivo está el Castillo de los Tres Santos Reyes de El Morro, sobre una alta roca a la entrada de la Bahía.

En la actualidad es un sitio para visitar; se llega en coche al cruzar el Túnel de La Habana. Allí existen bares, cafeterías, restaurantes como La Divina Pastora o Los 12 Apóstoles, en honor a los nombres que poseían sus baterías de artillería más emblemáticas.

El Morro, como simplemente se le conoce, tiene forma de polígono irregular, con gruesas murallas, se eleva a 40 metros sobre el nivel del mar y posee baluartes y salientes defensivos.

Y como hecho más distintivo, resultó enfrentar en 1762 a la escuadra inglesa que se apoderó de él y desde allí propició la toma de La Habana por Londres que duró 11 meses (hasta el 6 de julio de 1763).

Los viajeros distinguen hoy día por sobre la fortaleza su torre de 10 metros, su faro marítimo, que sirvió de atalaya y tuvo varios cambios: al principio alimentado por leña, en 1819 por aceite, en 1928 con acetileno, y finalmente desde 1945 con electricidad.

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