Desde Bakú: El judo es Japón y apellido Abe

Desde Bakú: El judo es Japón y apellido Abe
Fecha de publicación: 
22 Septiembre 2018
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El primer día fue la ucraniana Daria Bilodid, la más joven en alcanzar un corona universal; y este viernes tocó el turno a los japoneses Abe (Uta e Hifume), primeros hermanos en levantar dos títulos a este nivel en el mismo certamen, y para más coincidencia en idéntico día.

Pero vayamos por parte, se ha dicho muchas veces que para los nipones este arte marcial, nacido con Jigoro Kano, no es un deporte simplemente, sino cultura, pasión, disciplina y entrega. De ahí que sus judocas tengan un 50 % ganado por esa razón sociocultural y el otro 50 % va en el talento individual, como lo pusieron de manifiesto los jóvenes de apellido Ube en la Sala Deportiva Nacional de Gimnástica.

Tras transitar sin dificultades sus rondas preliminares ambos sabían que se estaban a punto de marcar un hito para el judo mundial. La primera en conquistar el oro fue Abe (52 kg) y apenas 18 años cumplido, quien venció en la final con su técnica favorita (uchi mata) a una compañera de equipo y monarca defensora, Ai Shishime.

Desde un monitor enorme en la sala de calentamiento su hermano Hifume (66 kg) lo disfrutó y pensó entonces en la hazaña mayor. Si él lograba reeditar su éxito de Budapest 2017 sentarían cátedras, pues jamás dos hermanos habían festejado al más alto nivel en estas justas.

Como si todo fluyera, cual documental de la vida, unos diez minutos más tarde el japonés repitió la misma técnica y mientras volaba por el aire el kazajo Yerlan Serikzhanov no pocos observamos que buscaba con la mirada a Uta, cual confirmación de lo que quizás solo ellos en el silencio de su casa se propusieron como sueño alcanzable un día.

Tocó el turno entonces a los abrazos entre ellos y sus entrenadores, las primeras declaraciones y la entrega de medallas. Luego llegaría la conferencia de prensa, en la cual los más de 70 medios japoneses acreditados al evento llevaron la voz cantante de las preguntas, derivadas en respuestas con confesiones y emocionantes enseñanzas.

“Somos originarios de Kobe, y fuimos criados por nuestro padre, que es bombero y nuestra madre, propietaria de una cafetería. Empezamos en el judo, o mejor, entramos por primera vez a un tatami, a los seis años”, adelantó Hifume, quien once años después de ese inicio se ganó titulares en la prensa local e internacional con su triunfo sobre otra leyenda japonesa Masashi Ebinuma, en el Grand Slam de Tokio 2014.

“Mi hermano fue y es la inspiración más grande para mí, aunque nunca me ha permitido ni siquiera en los randoris (entrenamiento muy fuerte donde se realizan muchas proyecciones), marcarle un ippon en su contra. Siempre quise ser como él y desea algún día pelear contra él para probarnos nuestras habilidades”, confesó Uta, de apenas 18 años y un palmarés que ya incluye 32 victorias en 33 combates oficiales a nivel internacional.

Interrogados por la cercanía de los Juegos Olímpicos en la capital japonesa y lo duro que sería integrar la selección respondieron. “Los especialistas y entrenadores quieren judocas más versátiles en el equipo de Japón, porque aspiramos a ganar la mayor cantidad de oro en esos Juegos. Hay muchos optando, pero solo unos pocos llegarán y por supuesto, nosotros queremos verlos a ustedes allá”, dijeron con un tono humorístico poco característico en los asiáticos.

Para los hermanos Abe, la capital azerí ya es inolvidable, como lo es para quienes fuimos testigos de otra proeza deportiva y familiar. ¿Quedarán más por ver y contar?

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