Estados Unidos: Las niñeras también lloran

Estados Unidos: Las niñeras también lloran
Fecha de publicación: 
22 Agosto 2018
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Así lo informó este lunes en Los Ángeles la agencia de noticias española EFE.

Son reclutadas por un programa llamado “J-1 Au Pair”, que regula el Departamento de Estado.

Les ofrecen empleo, vivienda y alimentación, así como perfeccionar el idioma inglés, y prometen cuidado infantil.

Los salarios de este plan son tan bajos, que el Centro de los Derechos del Migrante, junto a otras tres organizaciones, acopian múltiples denuncias vinculadas al atropello de los derechos laborales.

Elizabeth Mauldin, directora de Políticas del referido centro, explicó este lunes en una conferencia telefónica que “la mala interpretación que el Gobierno hace sobre el programa, como intercambio cultural y no de naturaleza laboral, permite el abuso de los empleadores”.

La mayoría de ellas han sido obligadas a trabajar más de 45 horas semanales, incluyendo labores prohibidas por el plan, como jardinería, limpieza y cocina.

Mauldin, en su conferencia, expuso el ejemplo de Abril, joven mexicana que llegó en 2014 para trabajar con una familia en Boston (Massachusetts) y debió encargarse del cuidado de tres menores, uno de ellos de menos de un año de nacido, y además, debía sacar al perro a pasear.

Abril denunció: “Es una carga de trabajo muy dura y extenuante que me causó mucho estrés”.

Ella relató que “era casi prohibido enfermarse y la familia anfitriona terminó el contrato antes de tiempo y sin avisarle; tampoco le dieron certificaciones de trabajo”.

“Las familias prefieren a las latinas porque son fáciles de manejar y trabajan duro, pero deberíamos recibir un trato justo”, aseveró Abril.

Rocío Ávila, directora de Políticas estatales de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, expresó que “estas niñeras deberían tener las mismas protecciones de un trabajador estadounidense, las garantías de salarios y pagos de horas extras.

Una investigación al Programa puso de manifiesto serias deficiencias basadas en los informes de las agencias reclutadoras.

EFE, además, reveló que estas agencias cobran a las jóvenes y a las familias, o sea, hacen un doble juego al prometer a las niñeras una experiencia de intercambio estudiantil donde tienen que pagar sus clases, al tiempo que a las familias les ofrecen mano de obra barata.

Otra característica de este proceso es la falta de control oficial sobre quienes lo manejan, así como respecto a la situación personal de las muchachas.

En 2016 solo 40 funcionarios supervisaban el trabajo de 340 000 jóvenes contratadas en el país.

Las abultadas irregularidades en esta historia detonaron la demanda colectiva que encabezó Joana Paola Beltrán, una niñera colombiana que aseguró fue esclavizada por la familia que la acogió en Colorado, e incluso la dejó sin alimentos.

Beltrán y otras cuatro niñeras colombianas y sudafricanas fueron asesoradas por la organización Towards Justice, que logró incluir los reclamos de miles de trabajadoras extranjeras.

Los defensores de los derechos laborales temen que las denuncias no salgan a la luz por miedo, tras las restricciones que el Gobierno Trump quiere imponer sobre las visas a trabajadores y las amenazas de deportación a extranjeros con la visa vencida.

Excelente muestra sobre cómo funciona la democracia en los Estados Unidos.

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