CRÍTICA DE CINE: Hermanos

CRÍTICA DE CINE: Hermanos
Fecha de publicación: 
7 Agosto 2018
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Cuenta la historia de dos hermanos. Uno, padre y esposo modelo que era enviado a Afganistán y declarado muerto. El otro, un delincuente que cuando el hermano va a la guerra se ocupa de la esposa y de las hijas de este.

Sin embargo, el hermano que va a Afganistán, en un giro de la historia, no ha muerto, sino que regresa. Pero no es ya el mismo. Lo que ha vivido lo ha convertido en un psicópata. Es ya un hombre atormentado, y tanto la esposa como las hijas prefieren su ausencia. «Por qué no te quedaste muerto», le dice la hija mayor, de apenas siete años.

Es una parábola muy acertada de cómo, bajo las circunstancias adecuadas, Caín se puede convertir en Abel y viceversa.

Los celos es algo que está presente en ambas películas, aunque, en la versión de Susanne Bier, el sexo que tiene la esposa del hermano que va a la guerra con su cuñado es completo y para nada tibio. El Brothers del filme original, de origen danés, era más osado. Su tono, más árido; su desenlace, mucho más terrible.

Hablemos del reparto. Tobey Maguire es el hermano modelo que va a la guerra. Primer error. Maguire puede parecer loco, pero nunca un modelo a seguir. Personalmente, creo que es un actor con buenos contactos y poco talento. Además, están Jake Gyllenhaal y Natalie Portman. Gyllenhaal, muy consecuente. La Portman, como que se le ha acabado la larga cuerda de la adolescencia que tanto demostró en León (Luc Besson, 1994): está demasiado correcta.

Lo mejor de esta nueva versión de Jim Sheridan son las dos niñas hijas del matrimonio. Indefensas y confundidas, ellas se roban el estrellato que los actores consagrados no logran en esta cinta. Quizás si Sheridan no hubiese hecho tantas concesiones para obtener un final mucho más sobrio y recto. Quizás si hubiera dejado las intenciones de remover el alma, como sí lo hacía la cinta original.

Pero Jim Sheridan escoge presentar los problemas justo antes de las soluciones, y no le da tiempo al espectador a identificarse emocionalmente con los traumas de sus personajes.

Explora, eso sí, la naturaleza de los complicados nexos familiares. En ese sentido es, además, mucho más que un drama sobre el matrimonio o sobre las consecuencias de la guerra. Es sobre el perdón.

¿Les podemos perdonar a nuestros padres que prefieran a uno de nuestros hermanos por encima de nosotros? ¿Nos podemos perdonar a nosotros mismos por nuestros errores? Sí. Nuestros errores. Esos que nos trajeron hasta donde estamos hoy.

Brothers (Jim Sheridan, 2009) es, en definitiva, un remake correcto, aunque prescindible.

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