¡Qué lástima me dan esos dos boxeadores! (II)

¡Qué lástima me dan esos dos boxeadores! (II)
Fecha de publicación: 
6 Agosto 2018
0
Imagen principal: 

Con respecto a la remuneración, incluidos los contratos en el exterior, publiqué un escrito en cuarto partes a fines del año 2014 en Tribuna de La Habana para apoyarla sin cegarme: A propósito de una justísima decisión. Lo sintetizo ahora.

Cuando René Maheu era la máxima figura de la Unesco se atrevió a quitar el antifaz en un artículo relacionado con el amateurismo. Expresó que junto a los reconocidos profesionales (disciplinas y practicantes), los grandes deportistas eran no amateur: profesionales del estado (campo socialista) o de corporaciones. Las exigencias del frente obligaban dedicarse a él por entero; más de 40 años después de la publicación, dicha consagración es irreversible.

Su autor agregaba una cuestión fundamental y justa: si un poeta, un músico, un bailarín o un pintor cobran por lo que hacen- el arte, algo tan divino-, ¿por qué un deportista no va a tener el mismo derecho al llenar las instalaciones con una actividad tan cultural como los versos y los cantos, el ballet y los cuadros…? Y dichas competencias demuestran el avance físico y mental del ser humano, con mayor poesía en la propia conquista de los segundos, metros, kilogramos, las habilidades…, del brazo de la técnica y la ciencia. 

Profundizo.. Profesionalismo: Cultivo o utilización de una actividad como medio de lucro. Lucro: Ganancia o provecho que se obtiene de algo, especialmente de un negocio. Profesionalidad: Calidad de profesional. Eficacia en la propia profesión. Profesional: Relativo a la profesión. Que ejerce una profesión u oficio, por oposición al aficionado. Profesión: Actividad permanente, medio de vida. Admiremos la profesionalidad, su eficacia, el aumento de las posibilidades, y no el lucro por los negocios del profesionalismo.

Por desgracia, hay quienes se van por este sendero equivocado y, matrimoniados con el “economicismo extremo”, insinúan el alquiler de púgiles nuestros a otros países o vislumbra la solución del deporte cubano en tales predios, sin usar la negación dialéctica. No hay similitud en poder entregarse al deporte de su elección, vivir para el deporte porque el pueblo lo quiere, lo permite y lo festeja (nuestro caso), y no del deporte: en este caso, buscando solo los ingresos y lanzando a segundo lado la entrega y el disfrute, actividad pringada de diversas regiones donde no pocos sitúan lo principal para el club contratante en detrimento de la selección patria.

¿Pierre de Coubertin, santón del amateurismo? Sabía que esa rigidez iba en contra de las mayorías: únicamente serían olímpicos los que tuvieran recursos. Sin embargo, previó las posibles trompadas de Don Dinero si el exceso era abrazado. Lejos de esta sana visión, el olimpismo, con objetividad, congeló, empequeñeció, llegó a abolir la palabra amateur de sus cláusulas desde hace bastante tiempo: el inicio del gran brinco muy ligado a los integrantes del Dream Team en Barcelona 1992 aunque mucho antes, tales códigos eran burlados. Vayamos al verdadero fin de esa “objetividad”…

La mirada de muchos de los dirigentes del COI ancló en las fabulosas ganancias que llegan a imponer cambios en las reglas y avivan lados putrefactos. Los de la Fifa- no en balde su explosión- y otros organismos no es secreto. Contendientes e instructores se cansaron de que no les dieran un buen pedazo del pastel engullido por funcionarios y comerciantes: la televisión, las fábricas de vestimentas y calzados apropiados, etcétera, sin arriesgar un dedo sobre el ring, el tatami, los estadios… Los protagonistas exigieron tajadas suculentas. 

Afirmé: la remuneración y los contratos en el exterior no son varita mágica y previne la aparición de nuevas complicaciones, a pesar de que la decisión está sustentada en recibir “... lo que le corresponde según su trabajo”; pues los ingresos del atleta “...dependen de los resultados alcanzados en el deporte que practica...”; debe cumplir con su actuación en las selecciones del país, y “...tiene la posibilidad de contratarse en equipos en el exterior, protegido por el INDER y las Federaciones Deportivas, sin ser tratado como una mercancía” y será comprendido en la Seguridad Social, según documento oficial.

Nuestros atletas jamás serán vendidos al mejor postor, no pueden estar solos en un ambiente tan infestado, robustecerán fogueo, oficio, profesionalidad en esos escenarios, incrementarán su economía, aportarán un porcentaje de los ingresos a su patria y la seguirán representando en el contorno internacional. Debemos dominar mejor estos caminos para que no ocurran casos como la no inclusión de Despaigne y Moinelo en la selección cubana a Barranquilla 2018.

Vuelvo a cortar las zancadas a los hiperbolizadores de la remuneración. Lo económico por si solo no encamina. El Che expresó: “...No podemos medir en términos de ingreso per cápita la posibilidad de entrar al comunismo; no hay una identificación total entre los ingresos y la sociedad comunista”. Los cambios hay que enfrentarlos con la dialéctica y la honestidad en alto y un elevado sentido de la creatividad.

El Héroe Nacional lo dilucida: desconfiar de lo peor del ser humano y creer en lo mejor de este. Debemos fortalecer lo más puro y derrotar lo más infecto en un soldador, un escritor o un pelotero; que no imite a un oso de circo que actúa por el caramelo prometido. Graziella Pogolotti ilumina en Pensamiento y acción:” En este contexto dominado por principios utilitaristas de ganancia, se perfila la muerte del espíritu. De ocurrir así, será el fin de nuestra especie”. Juventud Rebelde, 19 de julio de 2015.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.