BARRANQUILLA 2018: Imaday 20 años después

BARRANQUILLA 2018: Imaday 20 años después
Fecha de publicación: 
21 Julio 2018
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La cita fue en Maracaibo 1998 y ella consiguió plata en los 100 metros pecho, bronce en los 200 de ese mismo estilo y contribuyó al oro del relevo 4×100.

Así comenzaba parte de la carrera de una de las mejores nadadoras de la Isla, llegada ahora aquí desde una función muy diferente.

Imaday es comisionada nacional y presidenta de la Federación Cubana, pero es esa la tarea que menos representa cuando la encuentras junto a la piscina del Complejo Acuático como una entrenadora más.

«Ayudo a los entrenadores, estoy constantemente en el entrenamiento, sobre todo en temas técnicos, nuestros atletas son muy jóvenes, todavía tienen muy poca experiencia y creo que puedo aportarles», dice.

Indicaciones sobre la salida desde el arrancador de espalda, o la mejor forma para corregir el defecto en las vueltas… esas y otras indicaciones son escuchadas por los ahora debutantes en esta cita, protagonistas de una nueva generación que quiere imitar sus pasos.

Imaday está ahora como “sirena” en sus aguas. Vive feliz unos días que le hacen recordar épocas anteriores, pero sobre todo anda radiante porque muchos le han reconocido y le saludan con admiración.

«Creo que me han recibido mejor de lo que yo esperaba, no me he tenido que presentar mucho en mis nuevas funciones porque ya me conocían como atleta», dice con una sonrisa que expresa más que cualquier diálogo.

«Estoy nerviosa, pero al mismo tiempo contenta, satisfecha, orgullosa. Me escribí hace unos días con una amiga y yo le decía “luego de haber nadado, estar aquí desde otro punto de vista para mí es lo mismo… para mí es mi deporte, es lo que me gusta, es lo que más quiero…»

La ahora joven directiva marcó una época como atleta. Participó en Juegos Olímpicos, mundiales de curso corto, citas panamericanas… sin ella es difícil escribir la historia de la natación cubana, incluso una parte triste, pues su retiro también fue apresurado.

En plena forma, en un 2006 de resultados internacionales y en el que le esperaban los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias, un trastorno cardiovascular le cambió la vida.

Se había acabado el deporte para ella, al menos de la forma que lo conocía en ese momento: haciendo buenos tiempos para ganar medallas. Debió reestructurar su futuro, adelantar planes que había pospuesto y aprender a pasar las horas sin las largas jornadas de entrenamiento.

Ahora 12 años más tarde sigue vinculada a la natación, disfrutando de una nueva forma, asegurando que entiende mejor a quienes fueron sus entrenadores, viviendo el “nerviosismo” de manera diferente, pero por sobre cualquier cosa amando el deporte con la misma intensidad de siempre.

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