JOVEN Y ARTISTA: «Un videoclip se logra con un poco de imaginación»

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JOVEN Y ARTISTA: «Un videoclip se logra con un poco de imaginación»
Fecha de publicación: 
18 Junio 2018
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Con una producción total de aproximadamente 60 videoclips y un lugar sobresaliente entre los galardonados en las distintas categorías de la última edición de los Premios Lucas, Omar Leyva se erige actualmente como uno de los jóvenes realizadores audiovisuales que más se destacan en Cuba por el alcance de sus propuestas.

Una rápida ojeada a sus resultados más notables lo ubican cómodamente como un director artístico que vela por la calidad estética de exitosos clips como Pata de Conejo, del grupo D´Corazón; Alabanza, de Buena Fe; La sorpresa, de Alexander Abreu y Havana de Primera; entre otros materiales que retan la crítica más aguda de cualquier espectador.

En declaraciones a esta publicación, este joven definió su trayectoria en la realización audiovisual como un proceso «raro y complicado», pues nunca imaginó que se convertiría en un artista capaz de llevar a cabo producciones tan complejas.

«Mi carrera nació por los efectos visuales, sobre la base del uso programas informáticos. Pero mis inquietudes por mejorar mi trabajo me empujaron a crecer en la rama audiovisual. Entonces me adentré en la edición y la fotografía. Mi propósito esencial era mejorar mis efectos visuales. Pero me gustó también la producción porque tiene mucha magia, así como la dirección de arte.

«Cuando ya sabía un poco de todas las especialidades me planteé dedicarme a algo que aglutinara estas disciplinas. Entonces el compositor Osmani Espinosa me dio la oportunidad hace ocho años de trabajar con Rebeca Martínez en un videoclip. Esa fue la primera vez que dirigí. Entendí entonces que había un mundo mucho más grande del que yo concebía hasta ese momento», señaló.

Para el realizador, acercarse a distintas disciplinas le ha permitido trabajar con diferentes artistas y conciliar intereses en función de un trabajo más integrador.

«Cualquier director artístico está obligado a investigar, estudiar, escudriñar, para mejorar su trabajo. Sin embargo, todo conocimiento que se adquiera debe complementarse con la experiencia, porque la práctica te permite avanzar como realizador. Ahora disfruto mucho este trabajo y no me gustaría abandonarlo. No obstante, entiendo que debo crecer más profesionalmente y me gustaría ir más allá de los videoclips», resaltó.

Leyva insiste que el trabajo con los músicos puede ser una imagen de lo que se desea, pero hay que crear una empatía imprescindible para que los propósitos entre todos armonicen y no surjan tensiones durante la producción de un material.

«Yo trato de establecer una cercanía emocional cuando emprendo un trabajo con un artista. Más que crear una relación de trabajo intento hacer una relación de amistad para entender sus necesidades. Cuando logro tener una buena comunicación voy entendiendo por dónde él proyecta su trabajo y puedo hacerme una idea más certera de lo que yo mismo quiero o puedo hacer. Al final debo garantizar que al cliente le guste mi resultado», precisó.

La diversidad de géneros musicales no es un obstáculo para Leyva a la hora de elegir un trabajo, pues se considera amante de cualquier sonoridad hecha con calidad y una estética aceptable. Se percibe como una persona abierta a un heavy metal, a un son, a una balada. No tiene preferencias.

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Sin embargo, entiende que lo más difícil para un artista que desee hacer un videoclip en Cuba es adaptar la idea al presupuesto disponible.

«Un videoclip es una pieza de arte que se rige en su totalidad por la cantidad de dinero que tengas. Si tienes poco presupuesto tienes que luchar porque tus ideas sean sencillas, y quizás no puedes brillar como desees. Pero si llega alguien con una idea igual de sencilla, pero con más presupuesto, es probable que obtenga un mejor video. Esa es la realidad.

«También se torna desesperante el tiempo de espera para obtener los permisos necesarios para grabar en exteriores. Casi siempre los artistas quieren su video listo en el menor tiempo posible; y lograr esa inmediatez requiere alquilar un estudio donde no se moleste a nadie. Sin embargo, para filmar en un área abierta se debe esperar un permiso que casi siempre se demora como mínimo un mes. Si esa autorización se consiguiera en una semana todo sería más fácil», destacó Leyva.

Hasta el momento, el joven realizador ha trabajado con intérpretes consagrados en el panorama actual de la música cubana, con los cuales trata de desprejuiciarse antes de conocerlos. Pero una vez que lo hace, se da cuenta de que son «excelentes creadores y empresarios».

«Ellos tienen la capacidad de hablarte de cualquier asunto con mucha sinceridad, saben lo que quieren y eso es muy bueno. Cada cual tiene intereses diferentes y es muy bonito ver cómo cada uno conoce su terreno Crezco un poco más a nivel personal y profesional cuando comparto con ellos.

«Sin embargo, siento que estoy en deuda con otros artistas que aportan mucho musicalmente, como Alain Pérez o Elaín Morales. Yo vengo del mundo de la trova y también me gustaría hacer algo con Silvio Rodríguez, aunque a él no le preocupan mucho los videoclips. Grabé recientemente el videoclip Preciosa con Descemer Bueno, Siguiéndote los pasos, con Jan Cruz, y Bodas, con Buena Fe.

«No obstante, en la calle hay una cantidad increíble de jóvenes haciendo música espectacular; y en las provincias hay muchos que merecen un Premio Grammy», puntualizó.

Aunque Leyva inició su carrera como realizador a partir de los efectos especiales, prefiere contar historias en sus videoclips, donde brillen los sentimientos y no se dé tanto protagonismo a los efectos visuales.

«Me gustan los videos que hagan llorar y reír al mismo tiempo. Por ejemplo, Pata de conejo fue un clip muy atrevido, y supongo que mucha gente no lo entienda por los efectos y el trabajo de edición que posee. Vagamente logran comprender algunas cosas y llevarse una idea bonita. En ese caso, los efectos visuales sí fueron un arma muy potente.

«Pero si yo tratara de explotar un poco más los efectos, creo que debería hacer algo con el rock. Pero las historias, en cualquier género, son infinitas. A diario voy creando historias en mi mente y disfruto de cosas rarísimas. Es más, puedo asegurar que podemos sacar un videoclip de esta conversación que estamos teniendo. Solamente hay que tener un poco de imaginación», concluyó el artista.

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