Desde la escuela: El maestro de Historia

Desde la escuela: El maestro de Historia
Fecha de publicación: 
29 Junio 2018
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Aquella mañana, cuando puso en sus palabras el corazón de maestra, el auditorio se levantó en pleno. Carmen Sánchez Martínez impartió, sin proponérselo, una clase excepcional sobre el joven Frank País, asesinado en las calles de Santiago de Cuba el 30 de julio de 1957.

La metodóloga de Historia en la provincia de Santiago de Cuba, con la humildad de quienes poseen una verdadera sapiencia, mostró que la enseñanza de esta asignatura puede transitar de lo cognitivo a lo sentimental, de lo imposible a lo real, y “tocar” las fibras de los héroes, concibiéndolos como lo que en realidad fueron: seres humanos extraordinarios.

Y de esos educadores se trata; de los que leen a viva voz las anécdotas, muchas veces convertidas en leyendas, mientras recorren los pasillos de las aulas, levantan a los héroes de sus pedestales, y relatan con profundo sentimiento las historias de sus vidas y sus avatares.  
 
De esta forma debe contarse la Historia. Y si el maestro es el alma de la escuela, como tantas veces se ha dicho, la enseñanza de la historia patria es cuna y esencia al mismo tiempo.

Carmen lo dijo de esta manera: “Un buen maestro de Historia, debe tener conocimientos y sentir lo que esta trasmitiendo; debe saber hilvanar los acontecimientos para que los estudiantes vean la raíz, la génesis de la realidad actual.

“La historia patria es una sola, y el docente es el encargado de  guiar a los educandos para que puedan encontrar esos nexos entre etapas y periodos históricos”, asevero.

Hoy cuando algunos se proponen generalizar la desmemoria y olvidar el pasado, resulta imprescindible cautivar a los niños y a los adolescentes. Y, seguramente, lo más difícil es cómo lograrlo.

En tal propósito andan unidos los ministerios de Educación y Educación Superior. Entonces, de ahí se derivan planes y programas, orientaciones metodológicas, libros de texto.

Y en ese camino mucho ha aportado Horacio Díaz Pendás, una autoridad no solo en lo que respecta a la enseñanza de la asignatura, sino como paradigma de educador.

ORACIO cubasi
"La Historia es el registro, la larga memoria de la humanidad",

aseveró el destacado profesor Horacio Díaz Pendás.

Enseñar Historia —expresó—, si de contribución al mejoramiento humano se trata, es situar precisamente la esencia humana de esta disciplina en el quehacer pedagógico.
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La Historia la hacen los hombres —dijo— inmersos en sus relaciones económicas y sociales, con sus ideas, anhelos, sufrimientos, luchas, con sus valores morales, sus defectos, contradicciones, sus triunfos, sus reveses, sus sueños, la Historia es el registro, la larga memoria de la humanidad.
Por esta razón (valga la redundancia) el profesor de Historia debe ser un artista de la Historia.  

Estudiosos de la temática, insisten en el perfeccionamiento de su enseñanza, y hacen alusión, sobre todo, a la secundaria básica.

El licenciado Rafael Jorge Hechavarría y el Dr.C Jesús Piclín Minot, ambos del Centro Universitario de Guantánamo, en un artículo publicado refieren que en ello desempeña un papel significativo la formación y desarrollo de habilidades, a partir de la búsqueda independiente del conocimiento histórico.

Después del triunfo de la Revolución —señalaron los especialistas— la asignatura de Historia de Cuba ha desempeñado un papel significativo en la consolidación y fortalecimiento de la conciencia nacional, argumentada en hechos y personalidades, muchas de ellas convertidas en mártires de la Patria.

Entonces no solo se puede ver la Historia como contenido a aprender, sino como guía y orientadora de sentimientos patrióticos a desarrollar como el respeto y la admiración a próceres y líderes del proceso revolucionario.

“Se afirma, que una importante misión científica de la enseñanza de la Historia es propiciar que los alumnos descubran el aspecto interno de los procesos, que se reconstruyen sobre la base de los hechos, personajes, fechas, apoyados en datos, documentos escritos, testimonios orales y demás recursos que constituyen fuentes para su estudio.

“Por tanto, las clases de Historia, dentro de sus propósitos educativos, debe ser expresión cotidiana de una cultura del diálogo, por ahí pasa el camino del convencimiento, el intercambio de argumentos, la reflexión colectiva en unidad orgánica con los principios que se defienden y enseñan a defender”.

Hoy la escuela cubana goza de una organización escolar flexible, lo cual facilita en la localidad la realización de un grupo de acciones que pueden incidir para lograr una enseñanza cautivadora e interesante. En ello pueden inscribirse las visitas a los museos y lugares históricos; a las tarjas y monumentos; los conversatorios con los protagonistas de hechos trascendentales, entre otras. 

1monolito de fidel castro cubasi

La visita a los lugares históricos tambien contribuye al conocimiento de la historia Patria.

En la foto, el cementerio de Santa Ifigenia, donde reposan los restos del líder de la Revolución

Cubana, Fidel Castro Ruz.

El propósito de perfeccionar la formación integral de los niños, adolescentes y jóvenes no puede, de forma alguna, prescindir del conocimiento de la historia patria. El profesor Horacio sentenció en una ocasión: “La verdadera sabiduría de un maestro es encontrar el camino hacia el corazón de los alumnos. La tarea no es nada fácil, pues existen tantos caminos como corazones”. Mas no es imposible. Él lo ha logrado.

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