¡Los regresos del Rey León!

¡Los regresos del Rey León!
Fecha de publicación: 
3 Junio 2018
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Habían pasado 20 años después de aquellos dolorosos sucesos de 1982 que exterminaron una carrera legendaria.

El Guillermón Moncada con su afamada “Aplanadora” -de los tres títulos al hilo- recibía a unos Industriales dispuestos a cambiar la historia reciente  y junto a ellos un tipo digno, de enorme valor, con un hermoso número 36 a sus espaldas, iniciaba la resurrección. Nunca antes Rey Vicente Anglada fue tan aclamado por la afición.

Pero, como en casi todos los comienzos, las cosas no serían para nada fáciles. La temporada estuvo marcada por altos y bajos. Para leyendas al estilo de Vargas, Germán, De la Torre y Valle se trataba de la última vez. Un novato de otra galaxia, que podía lanzar hasta las 94 millas y largar bambinazos a más de 400 pies, se instaló en el ADN de la gente y su nombre fue un himno en la vieja casa del Cerro.

La postemporada terminó de manera dramática por aquel fatídico error de Enriquito ante un Pinar del Río de 64 éxitos en la etapa regular y un José Ariel Contreras que se despediría para siempre del Latino con excelsa labor de 13 ponches en ocho entradas. Sin embargo, Rey asumió la responsabilidad y advertía que el siguiente iba a ser de otra manera.

Y sí que lo fue: 66 victorias y apenas 23 fracasos fijaron récord para las Nacionales. En los play-offs se cumpliría la profecía y el grito de campeones se escuchó en toda Cuba con ese adiós eterno a un gigante de la clase de Javier. El deporte, como la vida misma, le tiende la mano a los valientes y el 36 recibió con lágrimas el redentor trofeo azul.

Si complicado es alcanzar la cima de la montaña, más difícil es mantenerse en ella. Dos baluartes como Cañizares y Kendry se bajaron de la expedición en medio del ascenso y por momentos pareció imposible, sin embargo el jefe de la tropa dijo algo: “todos somos importantes, pero nadie, nadie es imprescindible”.

Los jugadores dejaron la piel y otra vez pasaron la escoba sobre el Villa Clara de Víctor para alcanzar un gallardete inolvidable con el sello mágico de Enriquito frente a 55 mil almas en el templo más venerado de la pelota cubana, luego de 18 años sin ganar ahí. Anglada reconoció el valor de Enriquito como jugador y la manera en la cual el destino le redimió aquel error.

El 2006 fue una campaña muy pareja y la postemporada un electrizante campo de batalla. Para Industriales comenzó en La Isla cayendo en dos ocasiones, igualaron en el Latino para dar la última estocada en la casa de los Piratas. Después vino Sancti Spíritus con esa tanda del terror y fue una serie muy extraña porque cada equipo ganó como visitador.

En la final, el clásico más enconado de la pelota cubana (Santiago-Industriales). Ambas ciudades vivieron nuevamente jornadas de gran emoción y asistencias enormes. Los Leones del Rey Vicente tuvieron en Alexander Malleta y Frank Monthiet a verdaderos colosos para vencer por única vez a Santiago en una Serie de Campeonato en el ruidoso “Guillermón”.

En sus siete años al frente de los Leones dejó números impresionantes, ocupando el sexto lugar histórico en Series Nacionales (%JG) con al menos cinco participaciones (388-237, .621 AVE) y el segundo de mejor porcentaje en postemporada –sólo superado por Antonio Pacheco-con más de 20 desafíos (44-27, .620 AVE).

El Equipo Cuba

La consecución del tercer título con Industriales lo catapulta al banquillo de la selección nacional. Los Juegos Centroamericanos de Cartagena´2006 son el escenario propicio para colgarse el primer metal dorado desde el banquillo de la nave tricolor. Unas semanas después alcanza el boleto olímpico en el torneo clasificatorio de La Habana y el oro en la Copa Intercontinental, efectuada en Taipéi de China.

En los Juegos Panamericanos de Río´2007 también se sentó en lo más alto del podio con el equipo nacional. Sin embargo, el Mundial de Taipéi de China, en noviembre de ese año, le depara una costosa derrota ante EE.UU en el choque final. En contra de toda lógica, la Comisión Nacional no le permitió cerrar el ciclo de trabajo y fue recesado para los Juegos Olímpicos de Beijing´2008.

Otra vez a la duela…

Una década después de su última participación en Series Nacionales, algo que parecía no sucedería nunca más se hizo realidad. La ruptura de los hijos de Víctor Mesa con el béisbol cubano para insertarse en la estructura profesional norteamericana y la negativa de éste a continuar al mando de Industriales, fueron las condicionantes del regreso.

Víctor había dado su palabra de que estaría una temporada más, pero como fue la constante desde sus días en Matanzas –donde realmente fue una figura nociva y discordante para nuestro principal pasatiempo- y apegado al irrespeto de los códigos disciplinarios en el deporte, decidió no continuar.

En cambio, dentro de un escenario complejo y en extremo difícil para la pelota cubana, Rey Vicente Anglada apuntó: “Los retos con Industriales siempre son difíciles, porque se trata de un elenco al que se le exige mucho. Lo que hay que hacer es enfrentarlos. Estoy seguro de que con los muchachos que tenemos podemos hacer un buen papel”.

“A la afición que siempre me ha demostrado el cariño y el respeto que sienten por mí, estoy sorprendido por ser nuevamente el director de Industriales, pero este júbilo de todos ustedes, la verdad que no me ha sorprendido porque siempre fue así en los siete años que dirigí”, concluyó.

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