DE CUBA, SU GENTE: Hay dos clases de amor

Me pide que la llame Alfonsina y tiene 31 años. Hace tres meses se enamoró por primera vez en su vida. Vivió un idilio tan intenso como efímero.

—Hay dos clases de amor —le digo—, está el amor de Stendhal y el amor de Chautebriand.

—Ajá… —mantiene el canal fático sin mucho interés: no hay nada que le levante el ánimo por estos días.

—El amor de Stendhal es el de para toda la vida. Ese que pasa la pasión, el gusto físico y se queda para siempre admirando la mezcla imperfecta del Otro. Es un amor seguro y tranquilo, que tienen muy pocas parejas al cabo de las décadas. Y está ese otro, el de Chautebriand: ese es un amor impetuoso, que suele durar días, quizás meses. Intenso y caótico. Pero te marca la piel como si de látigo se tratase. Te hace desear la muerte cuando se acaba. Y, ¡oh!, qué temprano se acaba. Esa es la más dura y terca característica de este segundo tipo de amor: se acaba cuando el idilio está en su cumbre.

—¿Por qué se acaba?

—Eso difiere. Cada pareja tiene su propio diario. Por los demás, por ellos mismos. Por estupidez, por inmadurez, por alguna falta de seso de ambas o de una sola de las partes… Pero no te aflijas porque se acabó; agradece que haya pasado.

—Fácil para ti decirlo —me dice—, tú no estás sufriendo lo que yo.

—Ay, niña, quién no ha sufrido lo que tú.

—No entiendes, Diana. Cómo puedes entender. El mundo entero se me ha quedado vacío, dejado por los hombres que se olvidaron de llevarme —me recita un poema, que, me confiesa, se ha escrito a sí misma—. Sola estoy en esta vasta tierra, sin más compañía que los animales que tampoco los hombres necesitan, que los árboles no creen necesitar.

—¿Sabes? (llamémosla Alfonsina), estás maldiciendo a Dios por haber inventado el tigre. ¿Qué tal si lo bendices por no haberle dado alas?

Diana Castaños (La Habana, 1986). Licenciada en Periodismo. Graduada del Centro de Promoción Literaria Onelio Jorge Cardoso. Escritora de guiones infantiles para radio. Premio de Periodismo 26 de Julio en 2008. Ha obtenido el Premio Calendario 2016 por No hay tiempo para festejos, el Premio Memoria 2016 por Lo blanco más allá de la luz y el Premio Pinos Nuevos 2016 por Josefina. Es miembro de la AHS.