CRÍTICA DE CINE: Monster University

No es la perfección de los recursos técnicos lo que marca la diferencia en esta nueva era, tan visualmente perfecta; es el guión. La capacidad de un guión de sorprender, emocionar y hacer reír.

Si no hay personajes redondos –dramatúrgicamente hablando- frases hilarantes y una banda sonora de primera categoría, un filme puede muy rápidamente entrar en el saco de lo trillado. (Y esta opinión no es exclusiva de los adultos. Los niños son un público extremadamente exigente).

Lamentablemente, aunque fresca y entretenida, Monster University se queda dentro de ese saco del que hablaba. No arriesga; no inventa, no emociona.

Monster University es una precuela que cuenta cómo se conocieron en la universidad Mike Wazowski (el pequeño “cíclope” verde) y James Sullivan (el monstruo grande violeta).

El punto de partida de Monster University es Monstruos, S.A. (2001). Por tanto, sus personajes desbordan carisma. Incluso su nuevo elenco es genial. Con una décima parte de su brillo, cualquier otra película alcanzaría la fama. Lo que pasa es que Monstruos S.A. establece el listón muy alto, y es inevitable la comparación.

Además, en las secuelas de Toy Story (1995) hay cierta complejidad en los nuevos universos de ficción. Y en esta precuela se extraña esa ternura y originalidad excelsa de la primera vez que vimos a los monstruos.

Pero acaso estamos pidiendo demasiado. Todo depende de qué coloquemos antes del pero. El filme no llega a impresionar, pero ofrece una excelente factura técnica y tiene un ritmo trepidante y entretenido, tanto para adultos como para niños.

Los personajes son simpáticos; el ritmo narrativo es adecuado, destacan los villanos… El concurso de sustos es bastante genuino… y aunque es absolutamente predecible que los protagonistas van a ganarlo, se disfruta como el guión hace todo lo posible por encajar con coherencia con la cinta que lo ha comenzado todo: Monstruos S.A.

Lo que hay que tener en cuenta con Monster University (2013) son las expectativas. No se puede ir a visionar esta cinta esperando ver algo a la altura de la obra maestra que es la exitosa predecesora. Porque tanto Pixar como los espectadores lo saben: lo que funciona para un filme, no funciona para el resto. Aquí la originalidad y lo genuino ceden paso al confort y a lo predecible.

Una cinta entretenida que hará pasar un buen rato frente a la pantalla. No más.